¿Qué se necesita para que una obra sea considerada arte? Todo comenzó con la ausencia de un cuadro en el Museo del Louvre, en París, Francia: “Un día de verano de 1911, el museo amaneció con un cuadro menos, tardaron 24 horas en identificar el cuadro perdido, esto gracias a que había un registro fotográfico previo al robo y se percataron que se trataba de la ahora célebre Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Esto generó que la imagen tuviera una inmensa reproducción, hasta lograr una desacralización”, explicó la maestra Nuria Galland, coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

Sin saberlo, el ladrón de La Mona Lisa dio pie para que el arte tuviera una expresión más libre, pues en la era de la reproducción tecnológica de la imagen la obra fue alterada, en algunos casos con gestos de cierto humor e ironía y, por tanto, se convirtió en una de las más famosas; pocos conocían a la obra físicamente, pero su imagen era mundialmente conocida. Marcel Duchamp, artista dadá, interviene la imagen de la obra de Da Vinci poniéndole bigotes y un título con tintes eróticos aludiendo a las teorías freudianas sobre el autor de La Mona Lisa.

“Posteriormente, comienza una intervención de los objetos de uso cotidiano, los cuales, al cambiarles el uso, los eleva a la categoría de arte. Fue así como Duchamp puso en tela de juicio los componentes artísticos, pues quería destacar cómo el espectador debería observar de manera minuciosa las formas, texturas y diseños de aquello que nos rodea día a día. Por tanto, Marcel Duchamp crea La fuente, que no es más que un mingitorio puesto de cabeza, después de ser exhibida, esta pieza se pierde, pero no lo que deja para el mundo del arte contemporáneo”, mencionó la maestra Galland en su curso-taller Historia del Arte transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina.

Así, en una sociedad de consumo, inicia el arte conceptual, donde se renuncia a la materia, a lo tangible y se comienza a llevar el arte a la vida, es por esto que Joseph Beuys decide emprender una acción que lleva el nombre de América me gusta y yo le gusto a América,cuyo objetivo principal fue hacer una denuncia en contra de la guerra de Vietnam y el gobierno estadounidense.

En 1974, este artista decide ser encerrado junto con un coyote salvaje, donde el propósito era avanzar hasta el territorio del animal, respetando sus reglas y su espacio. Al principio, el artista se protegió con un manto de fieltro, contaba con un bastón y un triángulo musical, mientras que el otro habitante de la jaula tenía un espacio con paja. Al final Beuys, logra ganarse la confianza del animal y con esto intenta denunciar el exterminio que sufrieron por parte de los colonizadores los pueblos originarios de Norteamérica simbolizados por el coyote. De tal manera que vemos cómo el arte ha cambiado y se ha liberado de la tradición”, concluyó la especialista.

Diana Karen Puebla