La danza es un arte en la que se expresan sentimientos, historias o ideas por medio del lenguaje y el movimiento corporal. Además de los beneficios físicos, a nivel cognitivo puede ayudar a mejorar la memoria y la concentración, entre otros aspectos. El colectivo Transdisciplina, Arte y Cognición (TACo) realiza investigaciones sobre cómo ocurren estos procesos con base en las ciencias cognitivas.

“Estas ciencias estudian los procesos mentales como la conciencia, la inteligencia y la imaginación. Surgen formalmente a partir de la creación de la Cognitive Science Society en 1979 y abarcan diversas disciplinas como antropología, neurociencias, lingüística, ciencias de la computación, filosofía y psicología”, explicó la doctora Ximena González Grandón, académica del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante el Viernes Cultural, transmitido por Facebook Live y moderado por la licenciada Leonora González Cueto.

El colectivo TACo reúne a un grupo de especialistas cuyo objetivo principal es “comprender los procesos cognitivos que ocurren cuando los bailarines están en un escenario y ver el papel que juegan los sistemas del cuerpo humano, la experticia corporal, las emociones, las interacciones sociales y sentidos como la propiocepción en el estado de conciencia y toma de decisiones que experimentan en ese momento”, explicó la especialista.

Está integrado por Evoé Sotelo, bailarina y Directora de Danza de la UNAM; el doctor Jesús Siqueiros, Investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas, el doctor en creación musical Mauricio García; Katia Castañeda, bailarina y actriz de teatro, así como por la doctora González Grandón. “En conjunto hemos tratado de comprender la conciencia corporal que se vive en el escenario de los bailarines desde diversas disciplinas y el cómo”, apuntó.

Han trabajado en varios proyectos, uno de ellos es el de Neuroperformance, Cuerpos, cognición y espacios en movimiento, donde pretenden crear puentes entre el arte, las ciencias y las humanidades, comprender mejor los estados de conciencia corporal para crear formas nuevas de rehabilitación y enseñanza más didácticas.

“Los artistas escénicos sentimos una conexión natural con el otro intérprete al improvisar; por medio de la confianza generamos un diálogo y un camino visible para el espectador, esta comprensión de la escena y la improvisación es algo que la ciencia no ha logrado explicar del todo y nosotros lo denominamos togetherness. Es algo que necesita mayor investigación”, indicó Evoé Sotelo.

“En el oriente se han hecho investigaciones acerca de la conciencia corporal y se ha visto que su control y mejora pueden ir dirigidas hacia el campo de la rehabilitación, ejemplo de ello es el método Feldenkrais que trabaja con base en este tema. Es algo que se debe implementar en nuestra cultura para tener mayor conocimiento sobre nosotros mismos”, apuntó la doctora González Grandón.

Axel Torres