“Hemos aprendido un modelo de sexualidad dicotómico, es decir, en el que sólo existen dos sexos y géneros y que asume la heterosexualidad cómo lógica de interacción incuestionable”, expresó la doctora Tania Rocha Sánchez, coordinadora del Grupo de investigación de Estudios de Género y Sexualidad en la Facultad de Psicología de la UNAM.

En su ponencia “Diversidad sexual, género y salud”, que ofreció en el auditorio “Doctor Fernando Ocaranza” de la Facultad de Medicina, Rocha Sánchez invitó a repensar en torno a la diversificación de las expresiones de género.

“Lamentablemente, las disciplinas ligadas a la salud suelen basarse en discursos biologicistas, los cuales dan poco espacio para reconocer los factores sociales, culturales  e incluso individuales que dan lugar a la diversidad de género”, expresó la especialista tras referir que la identidad de una persona está socialmente determinada por sus genitales. “Son estos los que indican si un recién nacido es niño o niña”.

Rocha Sánchez, quien también forma parte del Sistema Nacional de Investigadores, recordó que hasta hace 18 años, la Organización Mundial de la Salud, y la Panamericana de la Salud, dejaron de catalogar la homosexualidad como enfermedad. “Quedó reconocida como una variación natural en la sexualidad humana”, explicó tras reiterar que, “mientras los psicólogos no entiendan esto, no habrá un avance”.

La existencia de terapias que tratan de modificar la orientación sexual de las personas denota la ausencia de espacios sensibilizados y especializados para la atención de la población  LGBTTIQ (Lésbica, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Intersexual y Queer).

“Apenas el año pasado se problematizó que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía comenzara a incluir a la población LGBTTIQ dentro de sus encuestas”, señaló la especialista tras mencionar que organizaciones específicas, como “El Closet de Sor Juana” y “Fundación Arcoíris” ya trabajan en un proyecto a nivel nacional para dar cuenta de más aspectos ligados a la salud del sector, además del VIH, la depresión, el suicidio, la ansiedad y el estrés crónico.

“La salud no sólo supone la ausencia de enfermedad, sino también un estado de bienestar físico, mental y social”, añadió.

En la ponencia, que formó parte del Seminario Permanente de Género y Salud, organizado por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, la doctora Rocha Sánchez destacó la importancia de replantear una mirada libre de prejuicios, estereotipos y sesgos que continúen dando lugar  a múltiples formas de violencia, como las fobias.

“Como cuidadores de la salud debemos informarnos y ofrecer al paciente una atención que le permita sentirse libre de ejercer su sexualidad”, indicó luego de resaltar la importancia de atender las necesidades de cada grupo.

“Una persona transgénero está más propensa a enfrentarse a la exclusión en un sanitario público que otra cuya orientación sexual  no es visible; si desdibujamos lo que cada grupo requiere, corremos el riesgo de cometer más violencia.  Es necesario trabajar en metas comunes sin dejar de lado las particularidades; las mujeres, por ejemplo, son el sector más desfavorecido ante la lucha por la desigualdad”, concluyó.

Valeria Cuatecatl