Depresión, bipolaridad y otras alteraciones emocionales son trastornos psiquiátricos que afectan, con mayor frecuencia, a la población que más ha crecido en la pirámide poblacional de los últimos años: el adulto mayor.

La depresión es una enfermedad crónica que se presenta a lo largo de la vida, por ello el doctor Marco Antonio López Butrón, adscrito al Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”, afirmó que la mayoría de los ancianos que la sufren ya la padecían desde antes.

“No tenemos un tratamiento que cure los trastornos pero sí tenemos una serie de acciones que los detienen o previenen, como hacer ejercicio, no fumar y tener alimentación saludable. Además, leer, enfrentar retos cognitivos como estudiar otro idioma, tener experiencias placenteras y practicar cualquier actividad o creencia espiritual, ayudan a prevenir la demencia y la depresión”, aseguró el especialista.

Durante su participación en la primera sesión del segundo ciclo anual del foro de preguntas y respuestas para población general “Todo lo que siempre quisiste saber y no te atrevías a preguntar”, organizado por la doctora Ingrid Vargas Huicochea del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, el experto indicó que las personas mayores tienen factores de riesgo para adquirir padecimientos mentales, pues en esta etapa de la vida la mayoría enfrenta soledad, desempleo y duelo, lo cual los hace más vulnerables.

Además de la tristeza, “la depresión tiene muchas caras, sobre todo en varones, a veces sus manifestaciones suelen estar más relacionadas con aparente cambio de carácter, se tornan hostiles, violentos, intolerantes e impacientes”, precisó.

Sin embargo, en esta edad es más complicado su tratamiento, pues generalmente, al llegar a la senectud ya se tienen otros padecimientos como diabetes, hipertensión o artritis, lo cual complica el manejo clínico del paciente, ya que los fármacos pueden interactuar causando reacciones adversas.

El especialista recomendó que, cuando así se requiera, deben recetarse antidepresivos que tengan pocos efectos colaterales e interacciones con otros fármacos, tales como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

“Los medicamentos son el eje central en el tratamiento de los trastornos emocionales del anciano, pero no es lo único”, mencionó el doctor López Butrón al advertir que las personas mayores se sienten excluidas o utilizadas; por ello, además del tratamiento farmacológico, se les debe dar un papel en la sociedad. Un buen método es a través de los juegos y talleres que se organizan en las llamadas casas del adulto mayor.

Respecto a la bipolaridad, remarcó las dos fases de las cuales se compone esta patología: la depresión y los síntomas maníacos. “Cuando los pacientes están en manía, van a sentirse todopoderosos, que no necesitan dormir o realizan actividades intrépidas que antes no hacían”, detalló.

Por ello, resaltó que es importante canalizar a los adultos mayores que ya padecen estos síntomas con un especialista para que les dé la atención adecuada.

Samedi Aguirre