En México, la Coloproctología está limitada en las instituciones de salud pública, donde la mayoría de los casos son atendidos por el cirujano general.
Hemorroides, fisuras, fístulas, abscesos e incontinencia anal, prolapso rectal, estreñimiento y cáncer colorectal, son algunos de los padecimientos más frecuentes tratados por un proctólogo.
“La Proctología es una subrama de la Cirugía General, especializada en el tratamiento medicamentoso y quirúrgico de padecimientos en colon, recto y ano”, señaló el doctor Héctor Norman Solares Sánchez, miembro del Subcomité Académico de Coloproctologìa de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Las hemorroides están relacionadas, equivocadamente, con “cualquier cosa que duela o sangre en el ano; no obstante, son arterias, venas y tejidos de sostén, localizadas al interior y exterior de dicha cavidad, una del lado izquierdo y dos del derecho, las cuales se ven afectadas por hábitos como: pujar, contener las ganas de evacuar, practicar el coito anal sin la suficiente estimulación y adecuada lubricación, hacer una dieta reducida en fibra e ingerir pocos líquidos”.
Cuando éstas comienzan a generar molestias, como sangrado, dolor, comezón o humedad, los pacientes suelen automedicarse, sin embargo, “sólo mediante una revisión proctológica puede determinarse si se necesita de un tratamiento con pastillas, supositorios o de una cirugía”, indicó el especialista.
La exploración proctológica requiere que la persona se recueste sobre su lado izquierdo y flexione la pierna derecha para que, con ayuda de un guante y una luz directa, se revise la piel perianal y el funcionamiento muscular. “Es una consulta dinámica, en la que se solicita al paciente apretar, pujar y toser, a fin de ver presencia de heridas y fisuras, así como la dinámica de los movimientos del piso pélvico y la contracción de los músculos del ano”.
Posteriormente y con el uso de un gel lubricante, se realiza el tacto para evaluar la función, integridad, anatomía, tono y fuerza del ano, así como la presencia de alteraciones, como tumores. En el caso de los hombres se revisa parte de la próstata, y de las mujeres, el cérvix. La exploración básica concluye con el uso del anoscopio, que valora el conducto anal y descarta la presencia de hemorroides internas.
Es recomendable hacer una revisión proctológica desde el momento en que comienzan a sentirse las molestias ocasionadas por hemorroides, fisuras y demás padecimientos.
A partir de los 50 años, una consulta temprana puede prevenir el desarrollo de cáncer de colon.
“Generalmente, los hombres se atienden cuando ya no aguantan el dolor”, señaló el doctor Solares Sánchez, tras asegurar que el proctólogo tiene la capacidad de entablar empatía con el paciente ante la situación que le aqueja. “Es preferible vencer ese temor y ratito de vergüenza para evitar complicaciones y gastos innecesarios por automedicarse”, concluyó.
Valeria Cuatecatl