El ser humano, a lo largo de su historia, ha sido acompañado por diversas plagas y pandemias, y éstas han sido representadas en diversas pinturas. “Podemos iniciar hablando de la representación de una peste bíblica realizada por Nicolás Poussin (1594-1665), titulada La plaga de Azoth, donde se plasma la ira de Dios y el castigo que le dio al pueblo filisteo por haber robado el Arca de la Alianza a los israelitas. En la imagen se observa una ciudad de la antigüedad con gente protegiéndose del hedor que desprenden los cuerpos de aquellos que sucumbieron ante la enfermedad. En las calles abundan las ratas y un sentimiento de caos”, indicó la maestra Nuria Galland Camacho, responsable de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

La peste negra irrumpe en Europa hacia 1347, cuando al puerto de Mesina llegan unos navíos de origen genovés provenientes de Asia y, con ellos, la peste. En los primeros cuatro años se cree que murieron más de 25 millones de personas en ese continente. La vivencia del apocalipsis es muy tangible en esa época, por lo que al final de la Edad Media existieron claras alusiones del triunfo de la muerte.

“El artista Francesco Traini (1321-1365), en su pintura El triunfo de la muerte, plasma perfectamente un fresco en donde se observa el encuentro entre los vivos y los muertos, ya que hay cuerpos en féretros abiertos que están siendo devorados por animales; pero al mismo tiempo se observa a la gente huyendo de la ciudad con la mano en el rostro, pues se creía que el mal se transmitía por el aire. En ese tiempo lo que atacaba a la humanidad era la peste negra”, explicó la maestra Galland Camacho durante su curso taller de Historia del Arte transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina.

Por tanto, los artistas de esa época siguen la representación de la victoria de la muerte en Europa hasta 1720, que fue cuando la peste negra desapareció. La fuerza y violencia de la peste se fue disminuyendo y ocasionalmente brotaba en algunas poblaciones, causando muerte y desolación.

“Algo importante de señalar en el combate de la peste es la vestimenta de los médicos, quienes utilizaban un traje de telas largas, bastón y lo más significativo, al día de hoy, una máscara con forma de ave, pues tenía un pico largo, en donde colocaban ungüentos para protegerse de los olores. Sin embargo, muchos de estos médicos perdieron la vida y el pueblo, al sentirse en orfandad y desolado, comenzó a implorar a san Roque y san Sebastián que al igual que los médicos cuidaban y curaban a los enfermos, según la creencia de aquella época”, detalló la maestra Galland Camacho.

Asimismo, es importante mencionar que el arte también ha servido como denuncia, pues cuando apareció el cólera, diversos artistas del siglo XIX denunciaron en sus pinturas la poca salubridad y el estado de pobreza en el que se vivía en las grandes ciudades europeas.

“Para finalizar podemos hablar de artistas contemporáneos, como Keith Haring (1958-1990), quien valiéndose del arte callejero logra visibilizar un gran problema de la sociedad que es la ignorancia y los estigmas que existían hacia las personas con VIH, pues con el surgimiento de esta enfermedad la comunidad homosexual llevó injustamente la carga simbólica de esta desconocida enfermedad”, apuntó.

Diana Karen Puebla