No se puede construir paz, ni generar caminos de prevención social, utilizando medios intrínsecamente violentos como las armas de fuego, que están diseñadas únicamente para herir y matar; en lugar de generar políticas públicas que ayuden realmente a este problema, consideró la doctora Ana Pamela Romero Guerra, académica de la Licenciatura en Ciencia Forense (LCF) de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante el Primer Seminario Web “Sobre Violencia, Justicia Transicional y Cultura de Paz”.
“La cultura de paz es una tarea que pretendemos sea muy importante en la formación de nuestros futuros científicos forenses, que conocen el sistema penal acusatorio y trabajarán con él durante su vida profesional. Agradezco al equipo de la carrera por esta organización y esperemos este seminario se repita cada año”, declaró la doctora Zoraida García Castillo, coordinadora de la LCF, al dar apertura al evento.
Por su parte, la doctora Romero Guerra, al hablar sobre “El impacto jurídico y cultural del desarme: Debate en torno a grupos vulnerables”, señaló que “la presencia de armas genera miedo y deteriora el tejido social, agrava las tensiones sociales porque dejamos de pensar en una construcción de caminos o vías de entendimiento, para pasar a respuestas violentas. Asimismo, la violencia armada es una de las razones por las cuales hemos observado un incremento en el fenómeno del desplazamiento forzado interno”, indicó la doctora Romero Guerra.
Además, estos artefactos potencian la violencia, no sólo a nivel social, sino en grupos de familia y pareja. También aumentan el riesgo de muerte aun cuando las armas sean para protección personal y defensa, así se observa, por ejemplo, en un estudio en Estados Unidos, el cual encontró que aquellas mujeres que compraron un arma para su propia protección eran más propensas a morir con esa misma arma. La simple presencia del arma es una amenaza constante en situaciones de violencia familiar, generando violencia psicológica grave.
En tanto, el pensamiento de la sociedad ha impedido que visualicemos un sistema de seguridad que prescinda del uso de la violencia. Eso denota que pensamos que este es el único camino que conocemos para lograr justicia de forma efectiva. Y esto se construye con base en el pensamiento de que hay un enemigo del cual defenderse, explicó la especialista.
“También se generan relaciones desiguales de poder. Un ejemplo es en Estados Unidos y las manifestaciones. Incluso cuando la posesión sea legítima por parte de las policías, el simple hecho de estar armado es una amenaza constante, en la que pareciera que la violencia es la única forma de atender las protestas”, destacó la doctora Romero Guerra.
Eric Ramírez