La pandemia actual, a causa del SARS-CoV-2, ha evidenciado las áreas de oportunidad que existen en la promoción de la salud, tales como mejorar el conocimiento general en salud para evitar la desinformación, tener mayor capacidad de solidaridad entre la sociedad y mejorar la comunicación familiar.
Con la finalidad de ampliar el panorama en esta rama y visibilizar los retos que se presentarán en el futuro, la doctora Laura Avelina Pedrosa Islas, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, ofreció la conferencia “Promoción de la salud y su importancia ante emergencias sanitarias”, como parte del Seminario Permanente de Salud Pública en su ciclo 2020, transmitido por Facebook Live de la Facultad.
“La promoción de la salud tiene que ver con todo aquello que nos permite mantener el bienestar a nivel individual, familiar, comunitario y poblacional. En este momento, las acciones de gobierno y las políticas públicas están enfocadas en la salud”, manifestó.
De acuerdo con ella, lo principal es propiciar cambios en el comportamiento en salud, y eso debe ir acompañado de la alfabetización y educación. La promoción de la salud tendría tres niveles de acción durante la pandemia: el nivel individual, con cambios de comportamiento y manejo de la crisis; el intermedio, con intervenciones que afectan a organizaciones y comunidades y, por último, en el nivel de políticas, que afectan al conjunto de la población, en particular el manejo de la información.
“La alfabetización en salud es importante porque va a permitir discernir a la población con relación al manejo de la información que nos están proporcionando desde las instituciones gubernamentales o desde las agencias internacionales”, destacó la especialista.
Asimismo, recordó que la promoción de la salud también requiere enfocarse en la investigación de las intervenciones y en entender los procesos de participación. Esto debido a que las intervenciones son dinámicas y las personas cambian continuamente su perspectiva, por lo que las metodologías participativas debieran priorizarse en la literatura científica y en los protocolos de investigación.
Esta pandemia ha afectado a los grupos de cualquier edad y estrato económico. Por ejemplo, los niños, aunque han tenido más cercanía con sus padres, podrían tener repercusiones en su educación; los adolescentes pueden ver afectada su salud mental, pero con capacitación y participación pueden contribuir enormemente a mitigar riesgos; los adultos, que han cambiado sus modalidades de trabajo y una proporción ha desarrollado estrés y depresión, mientras otros ensayan mejores formas de comunicación familiar; y los adultos mayores, que han conocido su fragilidad y vulnerabilidad, y a su vez, han perdido movilidad e interacción debido a que no todos tienen acceso a Internet. Las desigualdades de clase y de género atraviesan las vivencias de los grupos en la pandemia.
“La COVID-19 es un hecho biológico que hay que comprender, tratar y prevenir. También es un evento biográfico en la vida de millones de personas y familias que transitan por distintos momentos de su vida. Hay que preguntarnos cómo cambiará nuestra vida y entender que a cada quien le afecta de manera diferente”, concluyó la doctora Pedrosa Islas.
Eric Ramírez