Se sabe que el ser humano pasa un tercio de la vida durmiendo y que el sueño posee muchas funciones homeostáticas en el organismo, como la regulación del estado de ánimo, la memoria, el sistema inmunológico y los niveles hormonales que intervienen en el metabolismo; además, refuerza la atención y la concentración, y tiene un papel central en la reparación del cuerpo y la mente, por lo tanto, si no se logra tener un sueño adecuado, estas funciones pueden verse afectadas seriamente.
Respecto al sueño en el adulto mayor, la doctora Yazmin Camez Escalante, médico geriatra y miembro del Curso de Alta Especialidad en Medicina del Sueño de la UNAM, señaló que estos pacientes deben dormir entre siete u ocho horas al día; sin embargo, existen situaciones en las que se considera apropiado dormir alrededor de seis horas, ya que a pesar de dormir menos tiempo del que se considera normal, el paciente tiene la capacidad de desempeñarse adecuadamente, debido a los cambios fisiológicos del sueño en el envejecimiento.
“Otro problema real en estos pacientes es que tienden a aislarse, por lo que es de suma importancia el acompañamiento social, mantenerlos estimulados y establecer medidas de higiene de sueño, como horarios regulares para dormir y despertar, evitar actividades y sustancias estimulantes durante la tarde, identificar los fármacos que consumen y sus posibles repercusiones en el sueño. En caso de identificar alguna alteración que repercuta en el sueño, como el estado de ánimo, pérdida de memoria, falta en la concentración o alteraciones imnunológicas o del aprendizaje, es importante buscar atención de un especialista”, recalcó durante la charla virtual transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina.
Por su parte, el doctor Rafael Santana Miranda, responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina, indicó que existen fármacos que generan dependencia y tolerancia, y combinados con alcohol u otros medicamentos, pueden conducir a riesgos importantes en la vida del paciente, como la depresión del centro respiratorio en casos severos. Respecto a la siesta comentó que existe gran controversia en los análisis sobre sus beneficios y riesgos, aunque se ha observado en estudios epidemiológicos de poblaciones que la acostumbran, como los países del Mediterráneo o la península de Yucatán, donde es culturalmente aceptada, que presentan un menor riesgo cardiovascular y metabólico respecto a otras poblaciones.
En cuanto a los riesgos en el sistema nervioso secundarios a las alteraciones del sueño, el doctor Alberto Acosta Bolívar, neurólogo y miembro del Curso de Alta Especialidad en Medicina del Sueño, indicó que existe una relación bidireccional entre los trastornos del sueño y los problemas cognitivos, ya que el primero es crucial para la consolidacion de la memoria y el aprendizaje en todas las etapas de la vida.
“En la restricción del sueño existe un aumento en la acumulación de la proteína amiloide en el cerebro, la cual es altamente neurotóxica y tiene un papel importante en la fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer; por lo tanto, el dormir mal es un factor de riesgo importante para el desarrollo de trastornos neurocognitivos en el adulto mayor”, apuntó.
La doctora Lucero Juárez Santiago, especialista en Inmunología Clínica y Alergias y miembro del Curso de Alta Especialidad en Medicina del Sueño, aconsejó para los pacientes de edad avanzada realizar actividad física al menos de tres a cinco días a la semana, que consista en una caminata de 30 minutos diarios, lo cual disminuirá la concentración de citocinas proinflamatorias y mejorará el estado del sueño.
“El sistema músculo esquelético es un órgano imnunológico que disminuye la inflamación sistémica al activarse, además, reduce el riesgo de infecciones, mejora la respuesta inmune, protege contra la fragilidad y el deterioro neurológico, y se ha visto que antes de la vacunación mejora la respuesta del organismo contra las vacunas”, señaló.
Victor Rubio