A través de los receptores PRRs de la respuesta innata nuestro cuerpo identifica qué tipo de microorganismo se está presentando, así como sus características, con el objetivo de generar una respuesta y, en el caso del SARS-CoV-2, puede darse una respuesta inflamatoria o una respuesta antiviral, la pregunta es ¿de qué depende que un paciente desarrolle un tipo de respuesta u otra?
“El sistema inmunológico tiene una participación muy importante en la complicación de los síntomas, en donde las citocinas tienen una participación determinante, de manera que, al tener una infección, éstas se producen bajo demanda y, para tener un efecto sistémico, se requiere de una producción continua, para lo cual se necesita de dos condiciones: una producción por diversas células y un estímulo muy agresivo”, señaló el doctor José Luis Maldonado García, profesor del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Sobre el papel de las citocinas proinflamatorias IL-1, TNF α e IL-6, que a nivel sistémico generan una cascada de síntomas llamado “sickness behavior”, el profesor Maldonado apuntó que en el caso de SARS-CoV-2, la IL-6 es señalada como una de las responsables para el desarrollo de complicaciones, como el daño cardiaco. Además, señaló que a mayor cantidad de IL-6 hay una mayor probabilidad de presentar síntomas severos, esto se debe en parte al receptor soluble producido por leucocitos que amplifica la respuesta inmunológica, haciendo que otras células con gp130 puedan reconocer a IL-6, lo que favorecería el desarrollo de una tormenta de citocinas. Cabe destacar que el receptor de IL-6 sólo se presenta en leucocitos y se conforma por gp130 e IL-6R.
Durante la charla “Respuesta Inmunológica en COVID-19 ¿Amiga o enemiga?”, transmitida en Facebook Live de la Facultad, el doctor Maldonado mencionó que se ha observado que en los pacientes con síntomas leves y moderados hay una mayor producción de IFN tipo I que limita la infección eficazmente; mientras que los pacientes con síntomas severos desarrollan una respuesta dependiente de citocinas proinflamatorias produciendo daño orgánico y deterioro, esto está ligado en gran parte con cuestiones genéticas y comorbilidades como la diabetes, donde se ha visto que la hiperglucemia es un factor que tiende a generar mayor replicación viral y una mayor concentración de especies reactivas de oxígeno.
Por otro lado, destacó que en las infecciones por coronavirus, como SARS-CoV y MERS-CoV, el sistema del complemento es un importante mediador del huésped, generando una respuesta proinflamatoria sistémica a través de la liberación de anafilatoxinas, reclutamiento de células inflamatorias, desgranulación de mastocitos, aumento de la permeabilidad vascular e interacción con MBL, activando el complemento por la vía de las lectinas y la posterior liberación de proteínas N del virus que interaccionan con MASP-2, que potencia la activación del complemento.
“En pacientes con enfermedad por COVID-19 grave se ha observado una activación fulminante de la cascada de la coagulación, generando una trombosis microvascular generalizada, además del consumo de factores de coagulación, así, se ha descrito que MASP-2 tiene la capacidad de activar la cascada de la coagulación y de las cininas, promoviendo la formación de fibrina y activación plaquetaria”, indicó el experto inmunólogo.
Victor Rubio