La pandemia, entendida como una emergencia sanitaria inédita, no sólo les ha dado a muchos jóvenes su primera oportunidad de trabajo, sino también la posibilidad de ser partícipes directos en esta ardua lucha mediante nuevas propuestas e innovaciones. Liza Fernanda Contreras Ramírez, Edwin Xchel Rodríguez Cabrera y Carlos Alberto Rodríguez Valdez, médicos pasantes de la Facultad de Medicina de la UNAM, han trabajado activamente en la creación y acción de protocolos del área de seguimiento que ofrece la Unidad Temporal COVID-19 en el Centro Citibanamex.
A su ingreso, los médicos recibieron un curso de capacitación donde aprendieron todo lo referente a medidas sanitarias y preventivas, el trato con los pacientes, así como el reconocimiento de los síntomas y las secuelas.
En un comienzo, Edwin y Carlos estuvieron en el área de hospitalización; sin embargo, al valorar la evolución de los pacientes se dieron cuenta de que muchos seguían presentando síntomas después de ser dados de alta y decidieron centrar sus esfuerzos en el seguimiento de estas personas, pese a que no contaban con demasiada información por tratarse de una enfermedad de nueva aparición.
“Las autoridades de la Unidad estuvieron de acuerdo en que nosotros hiciéramos el seguimiento”, recordó Carlos al señalar que el protocolo inicial contemplaba el seguimiento de los pacientes por vía telefónica durante 21 días; se les hacía una llamada a las 24 horas del egreso, a las 72 horas y luego a los 7, 14 y 21 días. Además, se les brindaban instrumentos como oxímetros para que pudieran monitorearse constantemente.
No obstante, los integrantes del área notaron que, en algunos casos, los síntomas presentaban una mayor persistencia y eran cada vez más cambiantes. Como consecuencia, solicitaron asesoría con la doctora Rosa María Wong Chew, Jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien diseñó el Protocolo de Investigación para seguimiento a largo plazo en pacientes egresados con COVID-19, extendiendo el protocolo a 90 días. “Ahora se les hace un cuestionario donde se les interroga sobre sintomatología de vías respiratorias, cuestiones del tracto gastrointestinal y problemas psicológicos o mentales”, agregó Carlos.
Para que la atención sea integral, el trabajo en conjunto ha sido un aspecto imprescindible, como la colaboración de la Clínica de Oncodermatología de la UNAM para investigar la caída del cabello en personas que tuvieron COVID-19, y el apoyo de Locatel en la atención especializada a estos pacientes. Edwin la describe como “una red de apoyo inter y transdisciplinaria que se ha podido formar con estas nuevas tecnologías que han surgido”.
Para los tres, la experiencia ha sido enriquecedora en todos los sentidos y el aprendizaje no se detiene: “Es algo maravilloso, sobre todo, en esta enfermedad que es tan diversa, de la cual se puede aprender muchísimo y nos permite aplicar demasiados conocimientos aprendidos en la carrera”, destacó Liza. Asimismo, en el plano humano, las muestras de agradecimiento por parte de los pacientes son, simple y sencillamente, una recompensa invaluable.
Guillermo Navarro