“La compasión es un sentido básico de cuidado, sensibilidad y apertura hacia el sufrimiento propio y de los demás, y la intención genuina de intentar aliviarlo o prevenirlo; es la que nos ha ayudado a evolucionar y sobrevivir como especie”, afirmó la licenciada Cristina Castillo Rodríguez, Entrenadora en compasión y Promotora comunitaria de “Sevilla Contigo, Ciudad Compasiva”, durante el Seminario de Cuidados Paliativos y Humanidades Médicas, transmitido a través de Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM.

La experta explicó que los cuatro elementos principales de la compasión, definidos por la Universidad de Stanford, son: reconocer la presencia del sufrimiento; la emoción, es decir, sentir preocupación empática y calidez ante el sufrimiento; la intención de querer aliviarlo; y la acción, es decir, hacer algo para calmarlo.

En la sesión “Resiliencia, compasión y solidaridad”, moderada por la doctora Nayely Vianey Salazar Trujillo, Coordinadora del Grupo de Trabajo “Calidad al final de la vida” del Seminario de Estudios sobre la Globalidad de la Facultad de Medicina, la licenciada Castillo Rodríguez destacó la importancia de fomentar la compasión y promover la resiliencia en las comunidades para prevenir desastres, ya que ésta es una capacidad del ser humano y de una comunidad para afrontar situaciones negativas y fortalecerse a partir de ellas.

Por su parte, el doctor Abraham Sapién, Investigador posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, indicó que “algo que está pasando con esta pandemia es que nos estamos volviendo más conscientes acerca de los momentos y ciertos periodos al final de la vida, y eso pone el foco en los cuidados paliativos de una manera muy especial, porque éstos no posponen la muerte, sino afirman la vida en su final”.

El experto recordó que ante el aumento de casos de COVID-19 en Italia, el sistema médico tuvo que generar nuevos mecanismos para poder entender cómo lidiar con este peligro, y también qué se podía hacer en términos de empatía y compasión para así generar otras emociones en los pacientes que los ayuden a lidiar mejor con ciertos procesos del final de la vida. Es así que, por medio de los recursos digitales que permiten la comunicación a distancia, los enfermos pueden sentirse acompañados durante su estadía en el hospital.

Un principio de bioética es la solidaridad, que lleva a acciones muy concretas en los cuidados paliativos como lo son el acompañamiento, la atención a la familia del enfermo y la despedida del paciente.

“Algo que es crucial para poder entender la solidaridad y la compasión es que aquello que al otro le sucede me puede suceder a mí, y entonces estamos en el mismo barco porque somos de alguna manera similares”, concluyó el doctor Sapién.

Janet Aguilar