Hasta el 18 de febrero, en México se habían registrado 2 millones 217 mil 621 casos de COVID-19, de los cuales sólo 1.7 por ciento han sido de niños. No obstante, “es importante mencionar que, aunque esta pandemia aparentemente causa un riesgo bajo en la población infantil, no deja de ser un fenómeno que debe mantenernos en alerta por las complicaciones graves que se han visto en un grupo reducido”, advirtió el doctor Fortino Solórzano Santos, Pediatra Infectólogo e Investigador en Ciencias Médicas del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”.

La principal forma de transmisión en estos pacientes es intrafamiliar, afecta a todas las edades pediátricas pero la mayoría de contagiados oscila entre los siete y 11 años, y una gran parte experimenta síntomas leves. Existe mayor probabilidad de muerte en los grupos de cero a cuatro años y de 15 a 19 años, teniendo una tasa de letalidad de 2.8 y 0.3, respectivamente.

El periodo de incubación va de dos a 10 días, la mayoría son asintomáticos; en las formas sintomáticas aparecen fiebre, tos y dificultad respiratoria, también pueden presentarse vómito, diarrea, malestar general, fatiga, cefalea y manifestaciones parecidas a un cuadro gripal. Quienes pueden presentar complicaciones son los lactantes prematuros, o que cursan con cardiopatías o neumopatías congénitas; escolares con obesidad, diabetes, enfermedad renal crónica, asma, parálisis cerebral o inmunocompromiso

En el Seminario Permanente de Salud Pública, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, el doctor Solórzano Santos indicó que no se ha determinado la causa de incidencia y mortalidad bajas en infantes y que, posiblemente, se deba a linfocitos más funcionales, anticuerpos transmitidos de madre a hijo durante el embarazo y la lactancia, exposición frecuente a virus respiratorios en escuelas y guarderías, así como a una expresión menor del receptor para este virus respecto a los adultos.

“Como medidas de prevención es importante el aislamiento, cumplir el esquema de vacunación correspondiente y enseñar a los niños a utilizar correctamente el cubrebocas”.

Dr. Fortino Solórzano Santos

Por otra parte, señaló que el tratamiento que se da en casos leves es sintomático y vigilando constantemente la oxigenación; los pacientes graves requieren medidas de soporte ventilatorio u hospitalización. Agregó que ningún fármaco tiene eficacia comprobada para el tratamiento directo contra COVID-19 y no se recomienda el uso de antivirales ni de antibioticoterapia empírica, salvo que haya sobreinfección bacteriana agregada.

“La pandemia continúa, aunque haya comenzado la vacunación no hemos librado el riesgo de enfermar por el virus SARS-CoV-2, probablemente hasta que haya un 70 por ciento de habitantes vacunados podremos entrar a un estado de mayor seguridad”, concluyó.

Ricardo Ambrosio