En la historia de la medicina mexicana existen datos relevantes sobre las primeras médicas y uno de ellos es que “los padres fueron sumamente importantes para que un buen número estudiara medicina, es decir su padre las impulsó a estudiar, las inscribió y firmó las cartas de responsabilidad. Contrariamente a lo que pudiéramos pensar, el padre las apoyó enormemente”, destacó la doctora Ana Cecilia Rodríguez de Romo, primera Presidenta de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina.

En el webinar “Encuentro de las mujeres mexicanas con la medicina. Una gran aventura”, realizado en el marco de las actividades por el 8M, la especialista recordó que la primera mujer que estudió medicina en el mundo fue Elizabeth Blackwell de Estados Unidos, en 1849.

“En México entre 1887 y 1947 se graduaron 116 mujeres como médicas en la Universidad Nacional de México, y seis en otras universidades, fundamentalmente porque no había escuelas de medicina en el resto del país”.

Dra. Ana Cecilia Rodríguez de Romo

Una de las primeras médicas en América fue Emily Jennings Stowe en Canadá, en 1867; en 1887 cuatro mujeres se convirtieron en médicas: Eloisa Díaz Insunza y Ernestina Pérez Barahona en Chile, Rita Lobato Velho en Brasil y la primera médica mexicana Matilde Montoya.

Después de ella, se titularon Columba Rivera Osorio en 1900, Guadalupe Sánchez Guerra en 1903, Soledad de Régules Iglesias en 1907, Antonia Ursúa López en 1908, Rosario Martínez Ortiz en 1911, María del Pilar García Ortiz en 1914, Zara Zenil del Rello en 1914, Sara Ruiz Sandoval en 1916 y Carmen Zurita en 1917. “No todas tuvieron la misma carrera desde el punto de vista de éxitos o de desempeño, no fue un patrón general, unas fueron más brillantes que otras, lo cual es completamente normal”, apuntó la doctora Rodríguez de Romo.

Para comunicar a la sociedad que atendían los problemas de salud, publicaron la dirección de sus consultorios en el periódico y en los directorios telefónicos. Además, algunas de ellas fueron al extranjero a estudiar Pediatría, Ginecología o Salud Pública.

“Aunque se podría pensar que sólo las mujeres que tenían un buen nivel socioeconómico estudiaban medicina, muchas de ellas tenían un estrato modesto y sus padres eran obreros, comerciantes y campesinos, aunque también había padres universitarios”, explicó la ponente.

Asimismo, recordó que las razones por las cuales estas mujeres estudiaron la carrera fueron diversas: obedecer a sus padres, la presión social o el gusto por el estudio, e incluso para mejorar la posición social y económica.

Janet Aguilar

*Imagen proporcionada por la Dra. Ana Cecilia Rodríguez de Romo