Las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México albergan miles de historias entres sus paredes y esquinas. Una de ellas se escribe en Justo Sierra número 30, donde el doctor León Bailón tiene la Librería Tauro, que además de libros contiene un sinfín de obras de distintos tipos.
Durante la primera emisión del “Ciclo de charlas para despedir la semana ‘La pluma y el estetoscopio. Médicos escritores y escritores médicos’”,organizado por el Palacio de la Escuela de Medicina y conducido conducido por Francisco Hernández, se brindó un recorrido por esta librería, su historia y los secretos de algunas de sus obras más representativas.
“Aquí llegamos en el año de 1995 y este recinto cumple con las funciones de un templo de la sabiduría porque coexisten tres cosas importantes, primero, libros con la memoria de muchos autores que es la palabra sagrada; segundo, los murales y las pinturas; y, por último, tenemos un retablo para hacer oración ante el libro”, destacó el doctor Bailón.
Asimismo, resaltó que nació entre libros, ya que su padre también era librero, aunque indicó que en su infancia fueron muy pobres. Esto lo motivó a estudiar Medicina en la UNAM para ayudar económicamente en casa, pero luego de ejercer por 13 años su carrera, volvió al negocio familiar debido al cariño que le tiene a la profesión. “No me arrepiento de nada, mi carrera la quise y la quiero porque soy médico; pero también me apasiona estar entre los libros”, apuntó.
La magia de este lugar no sólo viene de los textos, sino de las obras, pinturas y muestras artísticas dignas de un museo que lo adornan. La primera, y más representativa al entrar, es un altar hecho a mano de la Virgen de Guadalupe, el cual es tan alto como el edificio en su planta baja y primer piso.
Después, en la parte superior se encuentra el mural “Historia del libro en México” del artista Roberto Rodríguez, el cual es un recorrido sociohistórico que muestra cómo los indígenas cortaban la corteza del árbol para formar el papel y hacer códices; y escenas del intercambio cultural entre españoles e indígenas, quienes intercambiaron libros por códices.
Más adelante, en la misma pintura, se observan bibliotecas modernas y edificios representativos de la cultura, como Bellas Artes y Rectoría de la UNAM. Asimismo, están los grandes escritores y personajes de la literatura nacional como Jaime Sabines, Juan Rulfo, José Revueltas, Agustín Yáñez, Octavio Paz, Carlos Fuentes y Rosario Castellanos, entre otros.
Por último, el artista Rafael Guizar recordó el trabajo que ha realizado por 40 años, destacando las acuarelas del Palacio de la Escuela de Medicina desde distintas perspectivas. También recordó cómo en sus inicios pintaba cadáveres en el Anfiteatro de la Facultad de Medicina, donde varios profesores le daban permiso de pasar a la clase y hacer su arte. Incluso, los alumnos le pedían ilustraciones para representar de mejor manera sus apuntes.
“La arquitectura se convirtió en acuarela cuando yo estaba en la Facultad de Arquitectura en los años ochenta, ahí nació la inquietud de volverme acuarelista y representar los enormes y bellos palacios que tenemos en la Ciudad de México”, concluyó Rafael Guizar.
Eric Ramírez