Visión general de las acciones y respuestas del Departamento de Farmacología durante la pandemia de COVID-19

Omar F. Carrasco
Jefe del Departamento

En los últimos meses del año 2019 surgió la noticia de la aparición de un nuevo coronavirus en el continente asiático, el virus SARS-CoV-2. Este virus de alta contagiosidad capaz de generar un síndrome respiratorio agudo severo alarmó al planeta entero por varias razones; una de ellas fue que, al ser detectado en Asia, el continente más grande y poblado de la Tierra, que cuenta cada vez con más vínculos económicos con todas las regiones del mundo, vislumbraba desde su inicio una expansión catastrófica de la enfermedad. Su medio de transmisión, a través de las microgotas que son expedidas al estornudar, toser o incluso hablar, facilitó su diseminación desde células pulmonares infectadas1.

En México los primeros casos de la enfermedad COVID-19 fueron reportados a finales del mes de febrero de 20202. En los siguientes días, bajo la asesoría de expertos universitarios y académicos del Departamento de Farmacología, como la doctora Rosa María Wong Chew3, continuaron las actividades académicas y de evaluación a través de plataformas virtuales y se limitaron las actividades presenciales; para el inicio del mes de abril los estudiantes que asistían a sedes clínicas fueron retirados de los hospitales y se programaron cursos de capacitación sobre el buen uso de equipo de protección personal para alumnos de la Facultad de Medicina que regresarían a sedes clínicas4.

El Departamento de Farmacología a través de los años ha fortalecido los contenidos de sus aulas virtuales; esta plataforma se renovó de forma importante bajo la gestión del doctor Gil Alfonso Magos Guerrero5 y cabe mencionar que esta herramienta fue fundamental para cerrar el ciclo escolar 2019-2020, y lo será para el ciclo 2020-2021 que será en línea.

Las evaluaciones tuvieron que realizarse a través de medios electrónicos y a distancia; en ese sentido, profesores del Departamento de Farmacología bajo la guía de los doctores Francisco Domingo Aguilar Medina, Jesús E. Morales Ríos y Jacinto Santiago Mejía, crearon reactivos para este fin y fueron aplicados en los exámenes finales ordinarios y el extraordinario6.

El área de investigación del Departamento, a pesar de no poder utilizar sus instalaciones, ha seguido trabajando y publicando sus avances e información relevante para la mitigación de la pandemia, sobre todo al aclarar la creciente ola de rumores de posibles remedios milagrosos para el tratamiento de la enfermedad COVID-197.
También la Coordinación de Investigación, a cargo de la doctora Ruth Jaimez Melgoza, creó el ciclo de conferencias “Fronteras en Farmacología”, que en formato virtual actualiza sobre temas de interés farmacológico.

A continuación, se presenta la visión de miembros del Departamento de Farmacología que desde diferentes perspectivas han vivido la pandemia.

1 Fung TS, Liu DX. Human coronavirus: Host-pathogen interaction [Internet]. Vol. 73, Annual Review of Microbiology. Annual Reviews Inc.; 2019 [cited 2020 Aug 3]. p. 529–57. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31226023/
2 Coronavirus en México: confirman los primeros casos de covid-19 en el país – BBC News Mundo [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-51677751
3 Sugieren alerta, no alarma, por coronavirus – Gaceta UNAM [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.gaceta.unam.mx/sugieren-alerta-no-alarma-por-coronavirus/
4 IPN y UNAM retiran a estudiantes de medicina y enfermería de hospitales durante contingencia sanitaria [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/facultad-de-medicina-de-la-unam-suspende-internado-de-pregrado-por-coronavirus/
5 Realidad virtual, aliado en el proceso de aprendizaje de los alumnos | Once Noticias [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.oncenoticias.tv/nota/realidad-virtual-aliado-en-el-proceso-de-aprendizaje-de-los-alumnos
6 Exámenes finales y extraordinarios | MediTIC [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: http://meditic.facmed.unam.mx/index.php/examenes/
7 Tocilizumab, medicina para la artritis que usan para tratar Covid-19 [Internet]. [cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.eluniversal.com.mx/ciencia-y-salud/salud/tocilizumab-medicina-para-la-artritis-que-usan-para-tratar-covid-19

Continuidad administrativa durante la pandemia

Mtro. Julio César Estrada Subizar
Jefe de la Unidad Administrativa

En las primeras semanas de la emergencia sanitaria las áreas administrativas no tenían claridad en algunos procesos. La continuidad de muchas actividades se vio interrumpida sobre todo debido al tamaño de nuestra institución y porque los canales de comunicación con las áreas centralizadoras no habían contendido con un fenómeno de estas características, donde la dependencia a la documentación física y la presentación de trámites en ventanilla representarían un riesgo sanitario.

Para desahogar diversos asuntos, incluyendo trámites de pago, se formaban filas de decenas de personas para ingresar a la Torre de Rectoría, cuyo tiempo de espera se prolongaba hasta por dos horas, esto provocaba sensaciones de mucha tensión, nerviosismo y la percepción de vulnerabilidad al estar ante la posibilidad de contagio. Esos días habrían sido descritos a la perfección por Homero en su Odisea.

La fuerte demanda de atención en las áreas centrales de la Universidad motivó la búsqueda y desarrollo de herramientas por medios electrónicos, sobre todo los pagos a proveedores y prestadores de servicios. La evolución de procedimientos electrónicos resultó en el abatimiento de los rezagos administrativos y después de unas semanas se alcanzó un nuevo escenario de eficiencia1.

A pesar de la agilidad de los procesos electrónicos, algunos trámites administrativos siguen siendo presenciales, tal es el caso del pago de honorarios. La Universidad Nacional consciente de la importancia del pago a su comunidad, siempre aseguró su efecto puntual e irrestricto. En más de una ocasión, algunos asistentes a esos cobros comentaban con tristeza que un familiar o un conocido se había contagiado, este relato lamentablemente se repite cada vez con más frecuencia.

Afortunadamente, siempre se ha contado con el apoyo de nuestras autoridades y se percibe la empatía ante la situación de emergencia sanitaria, así como en eventualidades en el ámbito laboral y personal, suscribiendo así el enfoque humano que a veces demanda nuestra tarea. Se hace palpable el trabajo en equipo y gracias a esa visión se han podido resolver muchas situaciones en apoyo a las áreas primordiales, siempre salvaguardando la salud, seguridad e integridad de la comunidad. Asimismo, se lograron concretar consensos a nivel central con la base trabajadora que protege las instalaciones de nuestra institución y de nuestra Facultad, cabe reconocer el logro del trabajo coordinado en este rubro.

Esta situación de emergencia hizo evidente la necesidad de cambio en los procesos y, en algunos casos, en los espacios. Una nueva forma para cumplir con la misión administrativa hace ineludible la búsqueda de nuevas prácticas de gestión con herramientas más eficientes y mecanismos de tipo sanitario para las áreas de atención. Así, esta nueva normalidad bosqueja un atisbo para nuestra actividad futura. La comunicación remota ha sido crucial, nuestra Universidad no se detiene y nuestros esfuerzos abonan en favor de nuestra comunidad.

1 La UNAM habilita trámites y actividades en línea durante la contingencia [Internet]. [cited 2020 Aug 6]. Available from: https://politica.expansion.mx/mexico/2020/07/28/la-unam-habilita-tramites-y-actividades-en-linea-durante-la-contingencia

El arte de vivir para los demás

Dr. Luis Antonio Moreno Ruiz
Profesor de Farmacología y Farmacología Terapéutica

Los médicos hemos sido formados para contender con la enfermedad, el entrenamiento en Salud Pública nos ha enseñado sobre pandemias, por fortuna tenemos a disposición el conocimiento previo que a hombros de gigantes se ha venido construyendo a lo largo del tiempo. Una de las aproximaciones al estudio de las epidemias señala que se requieren tres elementos fundamentales para el inicio y mantenimiento de ésta: la emergencia de un nuevo virus de alta patogenicidad, la habilidad para replicarse en humanos condicionando enfermedad grave y la posibilidad de transmisión eficiente humano-humano1.

Cuando este fenómeno ocurre, existe un incremento significativo en el requerimiento de atención sanitaria (consultas y hospitalización) y, dependiendo de su fisiopatología, hay también una alta probabilidad de morbimortalidad. Nuestra experiencia más reciente fue la epidemia de influenza en el decenio pasado, sin embargo, la preparación y los conocimientos adquiridos no fueron suficientes para contender con la aparición del SARS-CoV-2.

El 31 de diciembre de 2019, China reportó a la OMS el surgimiento de un nuevo coronavirus que condicionaba una enfermedad respiratoria en un sector de la población de la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei. La OMS, por su parte, confirmó la información el 12 de enero y declaró la emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero2, a partir de ese momento pareciera que el tiempo se ha detenido o que modifica su estructura cual reloj en “La persistencia de la memoria” de Salvador Dalí.

Una faceta interesante sobre la pandemia se discutió recientemente en un editorial del New England Journal of Medicine; en dicho texto se establece una postura histórica del análisis de las epidemias que intenta establecer verdades universales sobre cómo las sociedades las enfrentan en el curso de tres actos3:

a) Signos sutiles. Los ciudadanos ignoran las pistas de que algo anda mal hasta que la aceleración de la enfermedad y las muertes obliga a un reconocimiento reacio, debido al deseo de seguridad en uno mismo o la necesidad de proteger los intereses económicos.

b) Reconocimiento. La gente demanda y ofrece explicaciones, tanto mecánicas como morales y éstas, a su vez, generan respuestas públicas.

c) Resolución. Las epidemias finalmente se resuelven, ya sea sucumbiendo a la acción social o habiendo agotado el suministro de víctimas susceptibles, lo que puede ser tan dramático como la propia enfermedad.

Citando al propio Rosenberg: “las epidemias comienzan en un momento en el tiempo, continúan en un escenario limitado en espacio y duración, siguen una línea argumental de creciente tensión reveladora, avanzan hacia una crisis de carácter individual y colectivo, luego se dirigen hacia el cierre”4.

Nada puede ser más descriptivo que esta aproximación de una epidemia y, para muestra, basta observar la forma en la que en México vivimos estas fases, ubicándonos en este momento en un acmé prolongado de la curva con ya 485,836 casos y 53,003 defunciones, al corte más reciente de la Secretaría de Salud.

En nuestro país, el personal de salud resultó fuertemente afectado debido a la falta de insumos para la protección personal, sin embargo, a la fecha se ha mantenido invariablemente solidario para la atención de los enfermos con COVID-19.

La Facultad de Medicina ha contribuido de manera sobresaliente en la construcción y operación de hospitales temporales emergentes con la finalidad de contender la saturación hospitalaria y tratar de cubrir a la mayor parte de la población con alto riesgo de complicaciones.

Los números podrían resultar fríos, sin embargo, adoptan rostros y se humanizan cuando algunos de ellos fueron tus compañeros de trabajo, tus profesores, tus amigos, tus familiares o incluso uno mismo.

Justo aquí la reseña se vuelve personal cuando el SARS-CoV-2 te infecta y te vuelve vulnerable por principio de cuentas, porque, a pesar de todos los cuidados con el equipo de protección personal, en algún momento insospechado y quizás ante un mínimo descuido, se rompe la barrera protectora y bajo las condiciones de un inóculo suficiente en el entorno de un estado inmunitario que no es susceptible de contener la infección, el resultado es invariablemente padecer COVID-19.

Indefectiblemente la pregunta que viene de inmediato a la cabeza es ¿y cómo fue?; la razón no identifica de inmediato el modo y momento del contagio, sobre todo si se considera que se tuvieron todos los cuidados posibles: el resguardo en casa mientras no se estaba trabajando, el aseo de manos en exceso hasta el borde del trastorno obsesivo compulsivo, el uso de equipo de protección personal, la distancia social… pero al final, cuando se padece COVID-19, todo eso ya no importa.

Cuando alguien me preguntaba qué se siente padecer la enfermedad, yo pensaba a mis adentros que la imagen del oso polar sobre un pequeño resquicio de iceberg a punto de derretirse en medio de un mar turbulento era la situación más aproximada a mi sentir: dolor físico y espiritual, sed de aire, pesar y, sobre todo, una gran incertidumbre.

Arnoldo Kraus5 señala que la incertidumbre, en la vida y en la Medicina, tiene dos caras: es una cualidad cuando la persona se detiene, pregunta y se pregunta; sin embargo, es un defecto cuando deviene parálisis y justo es lo que COVID-19 te produce al inicio, entrar en parálisis.

En lo personal la experiencia no fue agradable, la tormenta de citocinas durante los primeros días es tal que la sensación de un fuego que te consume por dentro durante los largos episodios de fiebre que no cede con medios físicos o farmacológicos te lleva a pensar por momentos que quizás la existencia en este plano está a punto de culminar.

La vulnerabilidad se hace aún más notoria cuando compruebas que no tienes la fuerza suficiente para realizar las actividades cotidianas como el aseo personal o la alimentación, y entonces tu familia se convierte en el faro de luz dentro de la gran oscuridad. La más mínima actividad quita el aliento y, por supuesto, en un honesto ejercicio de empatía, ello me hace pensar en los enfermos que he atendido a lo largo de mi actuar médico y, por supuesto, te hace invariablemente más sensible, más empático y más humano.

Finalmente, y con la resolución de la enfermedad después de un largo (muy largo) periodo de convalecencia, la incertidumbre pasa ahora a la etapa de detenerse y preguntar, de agradecer y de retomar el rumbo con una nueva oportunidad.

Como Arnoldo Kraus señala: “el cúmulo de enfermedad tiene otras caras que amalgaman los rostros del dolor con la certeza del presente y la necesidad de ser, de hacer, del hoy, del existir, de crear”5.

Sin embargo, los alcances de la epidemia van más allá de la experiencia profesional y personal, puesto que la pandemia ejerce una presión marcada sobre las sociedades que ataca, haciendo visibles estructuras latentes que de otro modo no son evidentes y, por tanto, son un medio de rastreo del análisis social, al permitir revelar lo que realmente le interesa a una población y a quien realmente valora, pero además, acentúa desigualdades y, en ocasiones, permite la gestión del descontento social4.

Por último, quisiera señalar el impacto de la pandemia en la docencia, ya sea como profesor o alumno, bajo esta nueva modalidad de educación con distanciamiento social. De una manera inesperada, la situación nos enfrentó a la necesidad de entrenamiento tecnológico de una manera apresurada, con la finalidad de seguir adelante con la misión y visión de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, de la Facultad de Medicina y, por supuesto, del Departamento de Farmacología, de continuar la formación del talento humano con una alta calidad científica y humanística para la atención de la salud de los mexicanos.

Bajo estos preceptos, se realizó un trabajo titánico para capacitar a los alumnos y profesores en las plataformas disponibles para poder acceder de forma sincrónica y asincrónica a los contenidos de los programas sin perder la formación de competencias profesionales del estudiante de Medicina, logrando hacerlo en un tiempo récord. Aún estamos en fase de implementación de estas nuevas estrategias, pero estoy cierto que con la voluntad y el esfuerzo de todos los que conformamos la comunidad universitaria llegaremos a buen puerto.

Al final del día, los esfuerzos en el aspecto personal, profesional, familiar, social, escolar y laboral rendirán frutos en un futuro inmediato, porque citando a Pablo Neruda, después de esta pandemia, “nosotros, los de entonces… no somos los mismos”6. La historia de las epidemias ofrece muchos consejos, pero sólo si la gente conoce la historia y responde con sabiduría3.

1 Kuri-Morales P, Betancourt-Cravioto M, Velázquez-Monroy O, Alvarez-Lucas C, Tapia-Conyer R. Influenza pandemic: Mexico’s response [Internet]. Vol. 48, Salud Pública de México. Instituto Nacional de Salud Pública; 2006 [cited 2020 Aug 11]. p. 72–9. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16555537/
2 COVID-19: cronología de la actuación de la OMS [Internet]. [cited 2020 Aug 11]. Available from: https://www.who.int/es/news/item/27-04-2020-who-timeline—covid-19
3 Jones DS. History in a crisis – Lessons for Covid-19 [Internet]. Vol. 382, New England Journal of Medicine. Massachussetts Medical Society; 2020 [cited 2020 Aug 11]. p. 1681–3. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32163699/
4 Rosenberg CE. What is an epidemic? AIDS in historical perspective. Daedalus [Internet]. 1989 [cited 2020 Aug 11];1–17. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/10303368/
5 Kraus, Arnoldo. Enfermedad y creación. Los Univ [Internet]. 2009 [cited 2020 Aug 11];(007). Available from: http://www.revistas.unam.mx/index.php/uni/article/view/8740
6 The Essential Neruda: Selected Poems de Pablo Neruda: Very Good (2004) | Better World Books [Internet]. [cited 2020 Aug 11]. Available from: https://www.iberlibro.com/servlet/BookDetailsPL?bi=30729578391&cm_sp=SEARCHREC--WIDGET-L--BDP-R&searchurl=ds%3D20%26kn%3Dthe%2Bessential%2Bneruda%26sortby%3D17

Una segunda oportunidad…

Dra. Susana Tera Ponce
Profesora de Farmacología y Farmacología Terapéutica

A veces la vanidad mueve nuestras vidas y creemos que eso no nos pasará a nosotros, que esa terrible enfermedad que mata en corto tiempo estará lejos de mí y de los míos y de repente… ya estaba internada con mal pronóstico en un hospital.

Empezaré esta pequeña historia desde el principio. Meses atrás, recibí una llamada telefónica en donde me preguntaban si creía correcto que en la UNAM se tomaran muestras para detección de SARS-CoV-2 a través de PCR en tiempo real en una oficina, respondí de inmediato que no y pregunté “¿para quiénes serían esas pruebas?”, cuando me respondieron “son para los trabajadores de la UNAM, trabajadores y académicos”, sin dudar respondí “aquí, en donde yo trabajo, pongan su sitio de toma de muestra, con gusto les apoyaré en todo”. Justo ahí empezaría esta historia, en el laboratorio de análisis clínicos de nuestra clínica.

Poco a poco llegaban pacientes que requerían esa prueba y lo que les ofrecí fue acompañamiento en caso de salir positiva y, de requerirlo, prescripción médica a aquellos pacientes no graves; al aumentar cada vez más la demanda, yo tenía la necesidad de saber, y estudiaba más y más, pero nunca lo suficiente para entender qué pasaba; muchos pacientes de ambos sexos y de todas las edades, desde niños de pocos meses de vida hasta gente de 96 años, todos con sospecha de COVID-19; el escenario se estaba volviendo estresante y desgarradoramente triste.

Imagínense a un señor de 70 años y a su hijo pequeño de 22 años, llegaron junto con sus demás familiares a tomarse la prueba, el señor ya presentaba síntomas respiratorios. Por la tarde llevaron a ambos al hospital y los internaron, pocas horas después avisaron que el señor había fallecido y más tarde que el hijo también. Aún recuerdo la imagen de ambos saliendo por el jardín de las instalaciones. No lo podía creer, murieron sin saber que fueron positivos a su prueba.

Soy médica y he trabajado 25 años en el campo de la investigación clínica farmacológica, por lo que hacer mediciones para explicar un fenómeno es la piedra angular de mi profesión; todos los días revisaba las novedades publicadas, pero pronto me di cuenta de la gran cantidad de trabajos que sin ese soporte científico eran publicados.

Los pacientes seguían llegando, había mucha gente en la calle esperando, desde deportistas famosos y reporteros, hasta gente muy humilde que sólo preguntaba por el precio de la prueba y se retiraba por no tener dinero para pagar una prueba de PCR; me sentía la más miserable, porque juré que la salud y la vida del enfermo serían las primeras de mis preocupaciones, pero de qué servían las preocupaciones si no podía ofrecerles casi nada, la prueba es muy cara y no conocíamos y seguimos sin conocer cosas valiosas de la enfermedad para incidir en ella.

Decidí estudiar los casos, tomar biometría hemática completa y química sanguínea el mismo día que iban por la toma de exudado nasofaríngeo y orofaríngeo; encontré trombocitopenia, cuenta de leucocitos y linfocitos muy elevados, además de aumento en las enzimas hepáticas. En ese momento no lo sabíamos, ahora sí, pero ya han muerto más de 50,000 personas en México.

Recopilé información de más de 500 pacientes hasta este momento, pues continuo en ello. A través de WhatsApp, leí la angustia, dolor, tristeza y el enorme miedo, hasta pánico de los pacientes que estaban encerrados en recámaras de dos metros cuadrados o tres, muy pocos tenían la posibilidad de vivir en espacios abiertos. Estaban solos y únicamente contaban con su celular, lloraban y se desahogaban, algunos por su enfermedad, otros por la pérdida que estaban teniendo de una madre o padre o hermano o amigo o conocido al que no podrían acompañar a su funeral.

Así acompañé a todo aquél que aceptó y sin importar lo que dijeran otros médicos, yo les pedí que se quedaran resguardados por un mes…. Algunos pudieron pagar su segunda prueba que salió negativa, otros ya no, porque además habían perdido el trabajo. Todos los días me sentía como cuando uno viaja a un país al que nunca había ido y del que no se documentó para entender su dinámica, impresionada por lo que me decían los pacientes, por lo que leía; no podía creer que algo así estuviera sucediendo.

Tengo lupus eritematoso sistémico y por esa enfermedad he cursado con otras, por ejemplo, herpes intercostal, por el que conocí el dolor severo que se describe en los libros: de origen ectodérmico, quemante y que no se quita con nada. Lo menciono porque mis pacientes me decían “me duele la garganta, pero no como en otras ocasiones, es más arriba, me duele en lo más profundo de la nariz, como si esos dolores se juntaran, pero no me duele al tragar, me duele como un ardor, como algo que quema”. ¡Claro, era un dolor proveniente del nervio! Dolor neuropático en la garganta y nariz, pues el virus es neurótropo y se aloja ahí de primera instancia y aún no sabemos hacia dónde se va o si se va para todos lados, incluyendo el cerebro, o si llega a éste después; aún no lo sabemos.

Lo que quiero transmitir es que se presentaron nuevos síntomas y signos, y nosotros los médicos estudiosos que todo lo sabíamos, caímos de rodillas ante SARS-CoV-2 o por lo menos así fue conmigo.

Fiebres peligrosas de 39.5ºC e hipotermias simultáneas, ataque al estado general, pérdida del apetito, pérdida de la percepción de los sabores y olores en la misma persona; a veces sólo alguno de los dos síntomas, sensación de visión borrosa, disminución de la memoria, mareos, etcétera. ¿Cuál era la fisiopatología de esta enfermedad infecciosa?, no había manera de saber qué era primero y qué después, pues no todos presentaban lo mismo.

Pronto sospeché que la respuesta inmune estaba desbordada y que nuestro sistema nos mataría en aras de matar al virus, pero tampoco podría saber tanto, pues yo no soy médica de hospital. Mi pregunta era ¿por qué mueren en horas?, la desaturación de oxígeno era el indicador más valioso y el único trazable en todos los casos graves, pues una vez que bajaban de 90 por ciento, pronto llegaban a 80 por ciento y en el hospital morían porque ya llegaban deteriorados. La gente primero los llevó en etapas tempranas, pero en los hospitales no los recibían y para cuando llegaban ya era tarde.

Después vino la tragedia hasta para mí, por medio de mis pacientes virtuales, empecé a saber que sus familiares morían, que los vieron la última vez cuando los llevaron al hospital y que se los entregaron cremados. Ahí conocí el dolor del alma y la impotencia, pues no dependía de nosotros los médicos eso que estaba sucediendo, después cambió, pero mientras muchos lloramos amargamente.

Esto que les platico fue en un lapso de tres meses, porque después yo me contagié y me agravé en pocos días, casi al estado de muerte. Aún estoy convaleciente y, como muchos de mis pacientes, ahora sé que el daño que produjo el virus y a pesar de que el resultado de la prueba sea negativa, tengo síntomas que antes no tenía, por ejemplo cansancio al subir escaleras, tos que no es seca ni productiva, secreciones en la garganta espesas que de repente aparecen y no salen, falta de aire en momentos, mi velocidad de pensamiento está conservada pero la conexión entre mi cerebro y lengua es lenta y eso me genera angustia, ya es menos pero aún sigue, pareciera que se me olvidan las palabras pero no es así, sólo que las pienso y tardo en decirlas un segundos más.

Mis pacientes y familiares me han dicho que tienen pérdida de la memoria, pesadillas, insomnio o una tristeza profunda. He de contarles que contagié a mi hermana y ella a mi madre ya muy mayor, mi hermano enfermero que trabaja conmigo también se contagió y terminó grave en el hospital. Todos ya salimos del cuadro, sólo estamos recuperándonos.

Tengo una paciente obesa de 43 años de edad que tardó 60 días en dar negativa a la prueba de PCR. He dicho: este virus no tiene palabra de honor… Estamos en una guerra y no sabemos nada del oponente.
Como muchos, estoy convencida de que la limpieza de nuestro cuerpo y ropa, el cubrebocas y la correcta distancia entre personas es lo único que tenemos; además, comer menos chatarra y más dieta hecha en casa y frutas, así como abundante agua, hará que nuestro sistema esté mejor protegido y listo para producir buenas defensas.

Aprendí que lo más valioso es la vida, no hay que desaprovechar ni una sola oportunidad para decir a nuestros seres queridos cuánto los amamos, que amar y cuidar nuestro cuerpo es lo más importante y que la Medicina se aprende día a día. A mis alumnos les digo a cada momento las dos máximas que marcan mi proceder en Medicina: “Primero no hacer daño” (Hipócrates) y “La dosis hace al veneno” (Paracelso), ahora mismo, debemos de tenerlas presentes, para no dar a nuestros pacientes cualquier medicamento que de repente alguien dijo y al rato se publica que no demostró eficacia, debemos de ser más racionales y no dejarnos llevar. La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México me ha enseñado a pensar muy bien antes de prescribir y salvaguardar la integridad de mis pacientes.