“Hay que entender que al principio de la pandemia se caminó a ciegas y únicamente contábamos con experiencias similares a la COVID-19, como la epidemia de la influenza de 2009. Esta similitud terminó siendo muy perjudicial, quienes creyeron que estas dos enfermedades eran iguales se llevaron grandes sorpresas porque su comportamiento ha sido muy distinto y también el impacto final”, indicó el doctor Malaquías López Cervantes, Académico de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Asimismo, comentó que desde la aparición de esta nueva enfermedad, todos los componentes del sistema de atención médica y de investigación, incluyendo a los epidemiólogos, redoblaron esfuerzos con el propósito de ofrecer tratamientos oportunos a los enfermos y prevenir nuevos contagios.

Por otra parte, los epidemiólogos, en casos como el de esta pandemia, son los encargados de estudiar la historia natural de la enfermedad y los roles del agente, el hospedero y los factores ambientales en la diseminación; ayudan a la investigación de las variantes que permanecen en la comunidad; apoyan en el diagnóstico de sus frecuencias y distribución; y se encargan de la estimación en las tasas de morbilidad, mortalidad y en la identificación de grupos de riesgo. También recolectan datos para establecer cadenas lógicas que expliquen la forma en que se combinan distintos factores de diseminación de la enfermedad; contribuyen a establecer diagnósticos generales de la enfermedad y su impacto para la adopción de medidas de prevención y control; realizan estudios científicos-médicos; y contribuyen en la predicción de las tendencias a futuras enfermedades.

En el webinar “Importancia de la Epidemiología durante la pandemia por COVID-19”, transmitido por Facebook Live de la Facultad, el doctor López Cervantes brindó un repaso socio-histórico de esta enfermedad, cómo fue tratada en Wuhan, China, y cuáles fueron las primeras recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Explicó que en México la COVID-19 ha tenido una alta tasa de mortalidad que no se ha sabido explicar del todo; sin embargo, consideró que esto se debe a las pocas pruebas realizadas en la población. Y debemos entender que los efectos de la enfermedad dependen mucho del contexto y la efectividad de las acciones preventivas.

“La respuesta en México fue no tener acciones de contención, sino de mitigación, es decir, tener más camas hospitalarias, más respiradores y las hospitalizaciones para los enfermos graves. A estas alturas podemos concluir que no fue una medida correcta, pues muchos de los pacientes que fueron hospitalizados murieron porque no lograron llegar a las zonas de cuidados intensivos donde, posiblemente, a través de los respiradores hubieran tenido algún tipo de beneficio”, reflexionó el especialista.

Por ello, el doctor López Cervantes apuntó que lo más efectivo hubiera sido tener más y mejores medidas de control para crear una cuarentena más efectiva. Finalmente, advirtió que a pesar de las vacunas no debemos bajar la guardia como sociedad y los especialistas de la salud deben trabajar en la búsqueda de un tratamiento efectivo contra la COVID-19.

Eric Ramírez