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“El cuerpo en la danza para mí es como el lienzo para el pintor. Es nuestro medio de expresión. Es lo que nosotros ocupamos para expresar lo que sentimos, para darle ese toque a la danza”, aseguró Liliana Vázquez Pérez, estudiante de cuarto año de la Licenciatura de Médico Cirujano.

Comenzó a bailar danza folklórica mexicana a los seis años de edad, pero actualmente, desde hace cuatro años, practica danza folklórica boliviana en el grupo Wayna Bolivia, y karate en Akari Shotokan karate do.

Uno de sus elementos favoritos en su práctica como bailarina es la celebración de rasgos culturales regionales. “Por ejemplo en otra danza que es la del caporal, los hombres utilizan botas con cascabeles; tiene un ritmo muy peculiar que es de dos golpes, y el director nos explica que es porque eran las botas que utilizaban los capataces cuando llegaban con los esclavos. Ese era el sonido que hacían”, detalló.

Uno de los aspectos fundamentales de esta práctica es la relación de cuidado que se establece con el cuerpo. “La danza, al ser un ejercicio, nos ayuda a prevenir muchas enfermedades, sobre todo cardiovasculares, y también ayuda mucho a la salud mental, pues disminuye el estrés. Además, con la práctica se adquieren conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo y sus cuidados en cuanto a estiramientos, flexibilidad y condición física”, afirmó.

Para Liliana, la danza es una disciplina casi medicinal y le ha enseñado muchos valores: “Aprendes el compromiso, confianza tanto para ti como para otras personas, el respeto, que es algo muy importante, el valor de la amistad y la responsabilidad”, destacó.

Finalmente, animó a la comunidad estudiantil a participar en actividades extracurriculares. “Pintura, danza, deporte, lo que sea. Creo que te ayuda muchísimo a tener un mejor balance en tu vida y en tus actividades porque te distrae, te aporta. A nosotros bien nos dicen que el que sólo sabe de Medicina ni de Medicina sabe”, concluyó.

Diego C. Alverdi