Desde tiempos prepandemia, el número de personas con padecimientos psiquiátricos ha ido en aumento en todo el mundo, por lo que desde entonces se han promovido programas que permitan a las personas tener un diagnóstico oportuno y acceso a servicios de salud para atender estos padecimientos; sin embargo, se estima que por lo menos ocho de cada 10 personas con estas afecciones no cuentan con la atención médica necesaria.

Asimismo, la pandemia provocó una suspensión de la atención de pacientes en materia de salud mental en muchos países, donde las mujeres han sido una de las poblaciones más susceptibles para desarrollar padecimientos psiquiátricos.

Otros factores que han afectado la salud mental en mujeres durante la pandemia son la soledad, la violencia doméstica y la sobrecarga de trabajo, que se dificultan cuando la mujer forma parte del mercado laboral. De igual forma, otro grupo susceptible a desarrollar patologías psiquiátricas en esta pandemia ha sido el sector médico.

“Los profesionales de la salud que han atendido la pandemia constantemente se ven expuestos a factores estresantes físicos y psicológicos, cansancio, incluso violencia y discriminación, debido a que al principio se les atribuía la distribución del virus”, indicó la doctora Ingrid Vargas Huicochea, académica y Coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM.

En el Seminario Permanente de Género en Salud, transmitido por Facebook Live, la doctora Vargas Huicochea compartió los resultados preliminares de una investigación liderada por ella en el DPSM de la UNAM, en colaboración con el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, para conocer la relación de diversas variables sociodemográficas y profesionales con la presencia de síntomas emocionales en médicas madres de familia que se dedican a actividades asistenciales, clínicas o de investigación durante la pandemia.

En el estudio se utilizó un cuestionario en línea difundido a nivel nacional a través de redes sociales y se respetaron los principios éticos de investigación. Participaron 537 mujeres médicas madres. Los resultados arrojaron una disminución del tiempo dedicado al cuidado personal con un aumento en el tiempo dedicado a actividades profesionales, domésticas y del cuidado de los hijos, por lo que se vieron sometidas a mayor presión ante demandas adicionales y a una distribución inequitativa de las tareas del hogar.

Asimismo, quienes trabajan atendiendo a pacientes con COVID registraron un mayor número de síntomas emocionales. También fue frecuente el miedo al contagio, sentimientos de culpa, frustración, ansiedad y depresión.

“La pandemia puede verse como una oportunidad para disminuir la brecha en la distribución desigual, que aún prevalece, del trabajo no remunerado dentro de los hogares, las familias y las comunidades, donde tener una profesión específica o un grado de estudios no necesariamente la disminuye”, concluyó la especialista.

Ricardo Ambrosio