La reducción de daños es un modelo de intervención en Salud Pública que busca mitigar o reducir las consecuencias negativas del uso de drogas, promoviendo la salud de los individuos y comunidades, incorporando una serie de estrategias que van del uso seguro a la abstinencia. En la reducción del daño, además de estar basada en la evidencia, intervienen dos axiomas importantes: el pragmatismo, que postula que el consumo de drogas es algo inherente a la cultura humana y, por otra parte, el sentido común.

Este modelo tiene antecedentes en una época en la que en Reino Unido era común el uso de drogas como la heroína por vía parenteral y se optó por facilitar el acceso a la heroína para reducir el clandestinaje y la ilegalidad. Asimismo, la reducción del daño es un modelo libre de juicios de valor, postula que el riesgo es inevitable pero puede reducirse. La reducción de daños se puede aplicar en situaciones cotidianas que generan algún riesgo, como al manejar en carretera, para lo cual hay que utilizar cinturón de seguridad.

“En México tenemos una severa problemática de hepatitis C en personas que consumen drogas inyectadas. Desde la reducción de daños lo que hacemos para disminuir la transmisión de hepatitis es identificar el factor que propicia el riesgo o daño, en este caso, son las jeringas que se prestan; posteriormente, diseñamos estrategias para prevenir, como proporcionar kits de jeringas nuevas y así evitar que utilicen las de otras personas”, detalló el maestro Rubén Díazconti, de la Clínica Especializada Condesa.

El experto explicó que el uso de drogas no es necesariamente negativo, pues varias personas las utilizan para aliviar algún dolor o malestar, o sobrellevar adversidades de la vida, como el caso de la población que vive en la calle y recurre constantemente a los solventes para mitigar el hambre o a la “piedra” para estar despiertos y protegerse durante la noche. Además, el consumo no necesariamente lleva a la adicción; asimismo, en el uso de drogas también interviene el contexto en el que se sitúan las personas.

En la primera sesión del ciclo de conferencias “Sustancias psicoactivas en contexto”, organizada por el Seminario de Estudios sobre la Globalidad, el Programa Institucional Ética y Bioética FACMED y el campo de conocimiento en Bioética del PMDCMOS, el maestro Diazconti explicó que con este modelo se pueden prevenir enfermedades transmisibles y se fomenta una calidad de vida digna para las personas.

En el evento transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM y moderado por el doctor David Fajardo Chica, colaborador en el Grupo de Trabajo de Cuidados Paliativos del Seminario de Estudios sobre la Globalidad, y la doctora Claudia Rafful Loera, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, el especialista mostró el contenido de uno de los kits para reducción de daños en personas que consumen crack, el cual incluye toallitas alcoholadas, pipa de pírex resistente para evitar quemaduras bucales, ya que éstas pueden ser puertas de entrada o salida para transmitir VIH o hepatitis; también consta de boquillas descartables, antibióticos para lesiones bucales, preservativos y filtros que resisten el calor para que las personas no utilicen materiales que al calentarse liberan metales que puedan ser inhalados.

Ricardo Ambrosio