La enfermedad de Alzheimer (EA) es el tipo más común de demencia en el adulto mayor y es la séptima causa de mortalidad mundial de acuerdo con la OMS; se define por el deterioro cognitivo, la pérdida de la memoria, dificultad para realizar tareas diarias, problemas de lenguaje, desorientación, falla en el pensamiento abstracto y, en casos severos, pérdida del habla y el movimiento.
Se caracteriza por cambios macro y microscópicos a nivel cerebral. Las dos lesiones histopatológicas son placas neuríticas y marañas neurofibrilares; las primeras son depósitos extracelulares del péptido Amiloide beta (Aβ) y la segunda son depósitos intracelulares de la proteína tau hiperfosforilada. Estas estructuras se han asociado con degeneración y muerte neuronal, así como la posterior atrofia cerebral.
“La EA es compleja, e involucra mecanismos celulares, genéticos y moleculares que conllevan a neurodegeneración”, explicó la doctora María del Carmen Silva Lucero, investigadora posdoctoral del Laboratorio de Reprogramación Celular y Enfermedades Crónico-degenerativas del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, a cargo de la doctora María del Carmen Cárdenas Aguayo, Profesora Titular de dicho laboratorio.
La especialista destacó que el diagnóstico definitivo de esta enfermedad es postmortem, sin embargo, son útiles los estudios de imagen y datos clínicos; también se ha propuesto la detección de biomarcadores relacionados con la fisiopatología de la enfermedad. Mencionó que de acuerdo con los resultados del meta análisis realizado por Olssen y colaboradores en el 2016 (publicado como referencia en la página del Foro Internacional de Alzheimer https://www.alzforum.org/), los niveles de la proteína tau total, tau fosforilada en el residuo de aminoácidos Treonina 181 y el péptido Amiloide beta de 42 aminoácidos (aa) son los marcadores más representativos en líquido cefalorraquídeo de pacientes con este padecimiento.
Por otra parte, hay reportes que proponen métodos menos invasivos como evaluar en plasma la relación entre los niveles Ab de 42 y 40 aa, los niveles de tau fosforilada en Treonina 181, fosforilada en Treonina 217, fosforilada en Treonina 231 y del neurofilamento de cadena ligera.
En el Seminario de Investigación del Departamento de Fisiología, moderado por las doctoras Virginia Inclán Rubio, Jefa del mismo, y María del Carmen Cárdenas Aguayo, Coordinadora de Investigación, la doctora Silva Lucero explicó el trabajo que realiza su equipo de investigación para buscar biomarcadores de neurodegeneración en plasma y epitelio olfatorio de pacientes con demencia para correlacionarlos con hallazgos imagenológicos y así proponer un método diagnóstico integrativo y más certero. Con este fin realizaron un análisis bioinformático para identificar genes candidatos a partir de bases de datos de microarreglos de tejido cerebral en comparación con la sangre de pacientes con demencia tipo EA; posteriormente, se obtuvieron las historias clínicas y pruebas cognitivas, exfoliado nasal y muestras de sangre periférica a un grupo de voluntarios con deterioro cognitivo y controles sanos, para evaluar la expresión de los potenciales biomarcadores para la EA.
La perspectiva del proyecto es concluir el análisis de las muestras y ampliar el número de pacientes y voluntarios sanos que participan en el estudio. Si eres o conoces a alguien mayor de 60 años con deterioro cognitivo puedes participar. Para más información escribe a mcardenasaguayo@unam.mx.
Ricardo Ambrosio