El cuidado son las acciones públicas referidas a la organización social y la comunidad de trabajo, destinadas a garantizar el bienestar físico y emocional cotidiano de las personas que están en situaciones que así lo requieren; tiene un fuerte componente de género, pues son las mujeres quienes se encargan de esta actividad, principal.

“El mandato cultural hace que muchas veces las mujeres hagan estas acciones sin recibir remuneración y hay una invisibilidad de la responsabilidad que la sociedad les ha impuesto. Si pensamos en cuidar al cuidador tenemos que asumir una perspectiva de género para entender cómo las desigualdades afectan a las mujeres», explicó la doctora María Elena Medina-Mora Icaza, Directora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

La doctora Medina-Mora Icaza destacó que la falta de educación superior limita la remuneración del trabajo de las mujeres; asimismo, el confinamiento por la pandemia afectó a las industrias donde ellas participan mayoritariamente y tuvieron una sobrecarga de trabajo al ser cuidadoras, trabajadoras y estar al pendiente de los hijos y su educación.

También se registró que han estado expuestas a violencia doméstica; estos factores han permeado en su salud mental. La especialista señaló que es menor la proporción de mujeres que reciben atención psicológica respecto a los hombres; de igual forma, su papel como cuidadoras durante la pandemia, ya sea en el hogar o como trabajadoras del sistema de salud, ha provocado que tengan mayor riesgo de contagios, sufran violencia y olviden el autocuidado.

En su oportunidad, la doctora Ester Busquets Alibés, de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, explicó que cuidar significa ayudar a los demás a vivir o morir de la mejor manera posible, la ética del cuidado intenta fundamentar el porqué se debe cuidar bien a los demás; en este sentido, es importante dejar de considerar al ser humano como un ser autónomo racional e independiente, pues constantemente vive en un contexto de interdependencia con los demás.

En el Seminario Permanente de Cuidados Paliativos y Humanidades Médicas, transmitido por Facebook Live y moderado por la doctora Nayely Salazar Trujillo, Coordinadora del Grupo de Trabajo “Cuidados Paliativos” del Seminario de Estudios sobre la Globalidad de la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Busquets Alibés explicó que la literatura puede adquirir una función pedagógica para concientizar y fomentar actitudes éticas en el personal de salud, un ejemplo de ello es la novela La muerte de Iván Ilich de Lev Tolstoi, en la que un empleado es quien se encarga de dar cuidados paliativos a Iván y expone el modelo de lo que debe ser un buen cuidador.

Resaltó que la obra muestra que son necesarias varias virtudes para ser cuidador: disponibilidad, veracidad, competencia, tener la confianza del enfermo, tener paciencia, ser comprensivo y afable, saber cómo consolar al otro, tener alegría existencial y no olvidar el cuidado propio; asimismo, la novela refleja la importancia en la reciprocidad de los cuidados, “yo cuido y me cuidan, en esta sociedad todos nos cuidamos, porque si no lo hacemos, nos deshumanizamos, ese es el gran mensaje de la novela de Lev Tolstoi”, concluyó la experta.

Ricardo Ambrosio