El Palacio de la Escuela de Medicina y Los Corpógrafos presentaron Volver a volar, de Isabel Beteta, una obra en la que los cuerpos de los bailarines se convierten en esculturas vivientes que narran diferentes historias que se desarrollan a la par de la música que las acompaña.

El Patio de Columnas y las Cárceles de la Perpetua del Palacio de la Escuela de Medicina fueron los escenarios donde se interpretó esta obra que se acompaña de música clásica y experimental, y cuenta con varios capítulos. En Hoy, la intérprete Isabel Beteta realiza una coreografía que sigue la música de Philip Glass y Nimrod, donde la sutileza de los movimientos corporales cobra fuerza para dar paso a una melodía dramática. Después en Narciso y Eco participaron Helena Hernández y Erick Miranda, quienes moldean sus cuerpos para recrear la historia de los personajes mitológicos Narciso y el hada Eco, mientras suena música de Tresallir y Max Ritcher.

Acompañado por la música del compositor Albinoni, el intérprete Eustorgio Guzmán Sanvicente presentó Ícaro, donde a través de una coreografía ejecuta diversos movimientos que transmiten la libertad y la plenitud que narran la historia del vuelo de Ícaro, quien soñó con poder volar igual que un ave.

Finalmente, Isabel Beteta, Eustorgio Guzmán Sanvicente, Erick Miranda, Isaac Mondragón, Saúl Gurrola, Helena Hernández y Gabriela Puebla interpretaron Ritmos y texturas, en donde mezclan la danza y frases poéticas, mientras suena de fondo música de Philip Glass. Puedes ver la transmisión completa en: https://bit.ly/3mcFQDT.

Los Corpógrafos son una compañía de danza escénica que retoma elementos que permiten crear la magia del teatro y del arte, su forma de expresarse surge del movimiento que nace de la imagen sonora y visual. Sus obras se caracterizan por tener una propuesta estética basada en la creación de imágenes poéticas y en el trabajo con diversos objetos y materiales que tienen un valor simbólico y enriquecen el movimiento y la composición. Buscan habitar e intervenir espacios museísticos o alternativos del Centro Histórico de la Ciudad de México, a través de la exploración del cuerpo humano como el vehículo para rediseñar y dar un nuevo significado en el espacio-tiempo a esos recintos históricos que han marcado un hito trascendental en la cultura de nuestra ciudad y nuestro país.

Ricardo Ambrosio