El aprendizaje autónomo debe ser una de las metas de la formación universitaria, pues favorece que los estudiantes se puedan comunicar con los demás, desarrollen valores morales, una formación ética y una personalidad moral, sin embargo, es difícil lograrlo, debido a que en la educación básica los alumnos son instruidos para aprender bajo la enseñanza de otras personas.

Con la finalidad de detectar enfoques educativos con mayor potencial de aprendizaje e identificar lo que es el aprendizaje valioso desde la perspectiva de los estudiantes, el equipo de investigación de la doctora Hilda Ana María Patiño Domínguez, Directora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, realizó un estudio cualitativo de diversos textos y cuestionarios. Para ello, al instrumento de percepción estudiantil que aplica esa institución educativa en cada curso, se agregó la pregunta “En caso de haber aprendido algo significativo en este curso, ¿qué fue?”.

A partir de 4 mil 625 respuestas abiertas se construyeron ocho categorías del aprendizaje que los estudiantes consideraron valioso: ampliar conocimientos; valoración y aprendizaje de la diversidad; posibilidad de reflexionar; aprender a dialogar con disciplinas diferentes; aprender nuevas formas de relacionarse y convivir con los demás; fomento del compromiso social; aprendizaje con perspectiva ética; y fomento del pensamiento crítico. Los alumnos valoraron los cursos que ayudan a promover una perspectiva ética, el pensamiento crítico y el compromiso social.

“La segunda parte del estudio consistió en ver cómo lograr estos aprendizajes, surgió mucha evidencia de que las metodologías activas y participativas son importantes para lograrlo, porque el diálogo y la participación propician el pensamiento y la creatividad”, señaló.

En el Seminario de Investigación del Departamento de Fisiología, transmitido por Facebook Live y moderado por las doctoras Virginia Inclán Rubio, Jefa del mismo, y María del Carmen Cárdenas Aguayo, Coordinadora de Investigación, la doctora Patiño explicó que en la formación de la personalidad moral se pueden emplear estrategias como clarificación de valores, ejercicios de autopercepción, discusión de dilemas éticos, plantear estudios de caso donde se prevean alternativas y consecuencias, juegos de simulación, diálogo grupal, dramatización y lectura crítica. Además, es importante buscar actividades de aprendizaje que vayan más allá de la recitación memorística de conceptos y que obliguen al alumno a cuestionar y fundamentar los valores que guían sus decisiones.

Asimismo, apuntó que existen tres teorías de aprendizaje: aprendizaje por comprensión, que parte de una experiencia para hacer un análisis que permita formular conceptos que se vuelven a aplicar; aprendizaje significativo, que se da cuando el nuevo material se relaciona con los conocimientos previos de los estudiantes; y aprendizaje profundo, en el que hay una motivación intrínseca y gusto por aprender. La forma de promover este último es fomentando la creatividad y la curiosidad.

Finalmente, explicó que formar es mucho más que dar información, pues se necesita construir conocimiento, integrar actitudes y valores, promover el pensamiento crítico y la dimensión ética.

Ricardo Ambrosio