La viruela símica es una zoonosis viral endémica de África Central y Occidental, que se caracteriza por la aparición de sarpullido de tipo macular que evoluciona a pápulas, vesículas, pústulas y costras.

“En 1958, se identificó el agente etiológico de este padecimiento en primates que se utilizaban para hacer investigación sobre el virus de la poliomielitis en un laboratorio de Dinamarca”, recordó la doctora Evelyn Rivera Toledo, académica del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante la conferencia transmitida por Facebook Live (https://bit.ly/3wZ1AaW) y YouTube (https://bit.ly/3GLzrZn).

“La primera vez que se detectó esta enfermedad en humanos fue en agosto de 1970, en un niño de la República Democrática del Congo, y a partir de este evento, ocurrieron otros casos y brotes hasta los que venimos padeciendo hoy en día”, agregó la experta al explicar que se han identificado dos clados de la viruela símica: uno que está circulando en la región de África Occidental, el cual tiene una tasa de letalidad del 1 por ciento; el otro en África Central, principalmente en la República Democrática del Congo, cuya tasa de letalidad es del 11 por ciento y hasta del 17 por ciento en la población infantil.

En cuanto a los hospederos naturales, la doctora Rivera Toledo comentó que los roedores como ratas y ardillas específicamente de las regiones selváticas africanas son los reservorios de este virus, y pueden transmitirlo a hospederos secundarios como primates no humanos y humanos; al ser transmitido al humano se considera una zoonosis.

Asimismo mencionó que la transmisión en las zonas endémicas ocurre principalmente por la práctica de caza, ya que “en África se llega a consumir la carne de los primates y algunos roedores, y en el manejo de éstos hay contacto con fluidos como sangre, saliva, y si los animales están infectados con viruela símica, llegan a desarrollar lesiones cutáneas, las cuales tienen fluido en el interior y éste puede transmitir el virus, al igual que el consumo de carne mal cocida, así como los rasguños y mordeduras”.

Además, indicó que la transmisión puede ocurrir por contacto estrecho de humano a humano, principalmente por gotas respiratorias, al toser o estornudar, e incluso al tocar fluidos de lesiones cutáneas, siendo las mucosas, conjuntiva y la piel, las vías de entrada de este virus. “En las zonas no endémicas la transmisión, además de por contacto estrecho, también puede ocurrir por contacto con animales que sean importados de zonas endémicas”, apuntó la académica.

En cuanto al diagnóstico, la doctora Rivera Toledo indicó que se realiza a través de una PCR obteniendo el ADN de muestras cutáneas a partir de las costras o fluidos de las lesiones de pústulas o vesículas tomadas con un hisopo. “No es recomendable utilizar sangre porque la viremia tiene duración variable, y los resultados podrían no ser confiables”, apuntó.

Por su parte, la doctora Rosa María Wong Chew, Jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina, explicó que el 24 de mayo la Secretaría de Salud en México publicó un aviso epidemiológico “en el cual solicita que si tenemos un caso sospechoso se informe a través del sistema de notificación inmediata a la Jurisdicción Sanitaria”.

“Basado en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, se define un caso como sospechoso a toda persona que tenga erupción cutánea o de mucosas, aguda, inexplicable que progresa desde la cara hasta el resto del cuerpo y que además tiene uno o más de los siguientes signos y síntomas: cefalea, fiebre de inicio agudo, linfadenopatía, mialgias, lumbalgias o astenia y que se hayan descartado otras causas de exantemas agudos comunes”, señaló.

Como recomendaciones, la doctora Wong Chew indicó que la población debe lavarse las manos de forma frecuente con agua y jabón o gel antibacterial; cubrir nariz y boca al estornudar; evitar compartir alimentos, bebidas y cubiertos; si hay contacto directo con un enfermo, usar cubrebocas quirúrgico, lavar ropa, toallas, utensilios para comer y sábanas con agua tibia y detergente; lavar y desinfectar espacios; evitar el contacto con las lesiones; y si se presentan síntomas, acudir al médico y evitar el contacto con otras personas.

También enlistó recomendaciones para el personal de salud, tales como: lavarse las manos y reforzar precauciones de contacto al revisar pacientes, así como usar equipo de protección personal como guantes, bata, cubrebocas y protección ocular; en caso de haber atendido casos confirmados, vigilar la aparición de síntomas los 21 días posteriores. “Esta es una enfermedad de la que hay que estar alerta porque se está presentando en países no endémicos, y debemos saber qué hacer en caso de ver algún caso sospechoso, pero esto no es una emergencia en este momento y eso es algo también importante de recalcar”, puntualizó.

Karen Hernández