El espectro autista es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por tener dificultades en la comunicación social, la interacción y la presencia de comportamientos repetitivos y restrictivos; esta condición perdura a lo largo de la vida del individuo, impactando sus actividades diarias y las de su familia. Con el objetivo de mejorar su diagnóstico y tratamiento, durante años los investigadores han buscado comprender las bases biológicas subyacentes a este trastorno.
En este contexto, el estudio de las redes fisiológicas se ha convertido en una herramienta crucial para comprender las complejas interacciones entre los distintos sistemas del cuerpo y cómo éstos pueden influir en el desarrollo y las características del Trastorno del Espectro Autista (TEA), debido a que estas redes fisiológicas abarcan desde las conexiones cerebrales y los patrones de actividad neuronal, hasta las interacciones entre el sistema inmunológico, el sistema gastrointestinal y otros sistemas fisiológicos.
Es por esto que, en el marco del Seminario de Investigación del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Elizabeth Guadalupe Ibarra Coronado, investigadora en el Laboratorio de Bioelectromagnetismo de dicho departamento, habló del diagnóstico, epidemiología, características, etiología y del estudio de algunos procesos fisiológicos que investiga y que intentan comprender y entender cuál es el sustrato neurobiológico del TEA.
Fotografías: Adrián Álvarez
“Actualmente, en el laboratorio se aplica una metodología para construir redes cerebrales con el propósito de evaluar procesos de comunicación funcional. Estas redes cerebrales generalmente se pueden construir con base en diferentes tipos de datos; por un lado, se pueden construir por series de tiempo o por medio de datos que provengan de análisis anatómicos como son los de resonancia o PET, que es lo que nosotros estamos haciendo”, mencionó.
En la actividad académica realizada en el auditorio “Dr. Octavio Rivero Serrano”, transmitida por YouTube y moderada por el doctor Ricardo Martínez Tapia, Coordinador de Investigación del Departamento de Fisiología, la ponente explicó que “las redes fisiológicas fueron introducidas como concepto en el 2012; y lo que intentan hacer es dar herramientas para comprender cómo es que diferentes sistemas se comunican, cuáles son las vías de comunicación que establecen entre ellas y cómo se modulan para poder mantener un organismo vivo a través de biomarcadores”.
“Como conclusiones preliminares que tenemos hasta el día de hoy es que al parecer existe un impacto de la modificación de la dieta, cuyo efecto es mayor en el caso de restricción alimenticia más una suplementación evidenciándose como un incremento de correlaciones, producto de la intervención, lo que podría significar la recuperación de la modulación o comunicación entre sistemas, restaurando la regulación homeostática en el TEA, teniendo que, a grandes rasgos, ésta es la contribución de la línea de investigación a través de un abordaje multidisciplinario”, puntualizó.
Vicky Enrimar