Con el objetivo de generar consciencia sobre la investigación desde la parte molecular hasta la ciencia aplicada en pacientes, la tercera sesión del Ciclo de Conferencias sobre Ciencias Básicas organizadas por la Coordinación de Comunicación Social de la Facultad de Medicina de la UNAM, se dedicó al tema “Investigación en Ciencias de la Visión, un camino de la ciencia básica a la práctica clínica”.

El doctor Yonathan Omar Garfias Becerra, Profesor Titular del Departamento de Bioquímica, inició la plática con una introducción acerca del nacimiento del pensamiento moderno, siendo la base de la ciencia moderna y, con ello, dando origen a la clínica médica actual.

Asimismo, indagó sobre John Locke, científico que refutó la concepción de las ideas innatas, abriendo la posibilidad al conocimiento verdadero únicamente a través de los sentidos, es decir, a través de la experiencia, pues así conocemos el mundo que nos rodea; entre esos sentidos destaca el sistema visual, diseñado para la adquisición de imágenes claras y distintas, por lo tanto, para la interpretación correcta del mundo.

El ojo contiene medios claros, como son la córnea y el cristalino que, junto con el humor vítreo y el humor acuoso, generan una correcta transmisión de la señal y con ayuda de la retina pueden diferenciar las imágenes que se están concibiendo a través del nervio óptico, pero ¿qué pasa cuando aparecen enfermedades en estas estructuras? simplemente se generan imágenes incorrectas, “es por ello la necesidad de estudiar los procesos normales y anormales del sistema visual, concepto al que llamamos Ciencias de la Visión”.

Dentro de las estructuras del ojo, la córnea sobresale por ser un sitio de privilegio inmune, con la capacidad de defenderse ante la presencia de enfermedades o de inflamarse correctamente como en las infecciones virales, sin embargo, cuando ya no hay un control de estos mecanismos de inflamación se genera la creación de nuevos vasos, mejor conocida como angiogénesis, estado en el que se expresa de manera aberrante la proteína nucleolina, que la convierte en un blanco terapéutico, pues si se pudiera modular la respuesta a esta proteína se podría disminuir la vascularización.

Por otro lado, indagó sobre el amnios, la capa más interna de la placenta, que se puede utilizar por sus capacidades inmunosupresoras, y se ha visto que en infecciones virales suprime el estado inflamatorio y aumenta el estado antiviral.

Finalmente, el doctor Garfias Becerra hizo hincapié en que aún queda mucho por investigar en temas como telemedicina, terapia génica o medicina personalizada, y destacó que “las ciencias básicas son el fundamento de la práctica clínica, pues al final el objetivo más importante es el paciente”.

Tomás Ortega