En el transcurso de su Servicio Social en el Centro de Terapias Gran Amigo, AC, Daniela Ixchelt Benítez Estrada y Fabiola Arrieta Cruz, pasantes de la Licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina de la UNAM, han vivido una experiencia enriquecedora llena de aprendizajes que les serán de mucha ayuda en su vida profesional y personal.

“Cada día en el Centro de Terapias ha sido una experiencia completamente nueva. Aquí nos proporcionan las herramientas necesarias para manejar adecuadamente los caballos y estar preparadas ante cualquier eventualidad, como un accidente o alteración de los pacientes; estas situaciones no se abordan completamente en los salones de clases, por lo que ha sido una experiencia sumamente enriquecedora en la que integramos los conocimientos que adquirimos en la licenciatura, pero ahora con la ayuda de un ser vivo”, mencionaron las pasantes al destacar que los caballos, al ser animales nobles y perceptivos, aportan mucho en la fisioterapia.

Durante su pasantía, Daniela y Fabiola tienen a una niña o un niño asignado a los cuales brindan una terapia personalizada: “Comenzamos con un calentamiento que incluye ejercicios para el cuello, los brazos y las piernas. Después, las actividades se adaptan según las necesidades terapéuticas y los objetivos individuales de los pacientes. Utilizamos herramientas como pinzas, pelotas y ligas de resistencia, todas aplicadas mientras la niña o el niño está montando el caballo; esta adaptación de ejercicios tradicionales al entorno équido no sólo es efectiva, sino que también resulta muy atractiva para los pequeños”.

En ese sentido, explicaron que la equinoterapia complementa el tratamiento de fisioterapia convencional de diversas maneras, especialmente en el ámbito emocional, pues la interacción con los caballos atrae mucho a los pacientes, lo que los motiva a realizar las actividades terapéuticas con mayor dedicación y los ayuda a manejar emociones como la ansiedad.

Asimismo, indicaron que atienden principalmente a pacientes con autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral y otras condiciones como la ataxia cerebelosa, con el objetivo de devolverles su máxima funcionalidad, teniendo en cuenta su pronóstico: “Trabajamos de manera integral con diferentes actividades y profesionales, como psicólogas, una pedagoga y arrendadores de equinos, pero nosotras nos enfocamos completamente en mejorar el movimiento de las personas”.

Al iniciar su Servicio Social, el manejar caballos les generaba cierto temor a Daniela y Fabiola, pero aprendieron a conocer a cada equino y reconocieron que el éxito es el trabajo en equipo; además, externaron que parte de esta experiencia implica cuidar y conocer a cada animal a profundidad, desde su temperamento, comportamiento y necesidades.

Por otro lado, las pasantes indicaron que uno de los mayores retos que han enfrentado ha sido aprender a montar, pues si bien algunos niños pueden cabalgar sin necesidad de ayuda, otros requieren de su presencia en el caballo debido a la falta de control sobre su tronco. Para superar este desafío, tomaron clases de equitación para ganar confianza y seguridad, tanto para ellas mismas como para los pacientes, y así estar preparadas para cualquier emergencia que pueda surgir.

Además, tuvieron que aprender a controlar las crisis emocionales que algunos pacientes experimentan durante las sesiones, particularmente aquellos con autismo, pero gracias al apoyo del equipo de trabajo adquirieron estrategias de intervención para brindar una atención de calidad a sus pacientes.

A Daniela lo que más la motivó a elegir el Centro de Terapias Gran Amigo fue la oportunidad de hacer algo completamente nuevo: “Me emocionaba la idea de trabajar con caballos, ya que siempre me han gustado y estaba ansiosa por descubrir hasta dónde llegaría mi capacidad. Sin duda, esta experiencia nos prepara para el ámbito laboral, fomentando nuestra creatividad en el diseño de ejercicios arriba del caballo y cultivando cualidades como empatía, paciencia y tolerancia”.

Por su parte, Fabiola indicó que a pesar de que la vida la inclinó hacia la Geriatría durante los últimos años de su carrera, siempre había anhelado trabajar con niños, por lo que vio en este Servicio Social una gran oportunidad para hacerlo: “Esta experiencia me ha brindado una mayor comprensión de las necesidades emocionales y sociales de los pacientes pediátricos, así como la importancia de trabajar en colaboración con sus familias para lograr los mejores resultados”.

“Recomendamos ampliamente a otros estudiantes de Fisioterapia realizar su Servicio Social aquí, pues esta experiencia ofrece un aprendizaje integral y enriquecedor, aunque implica trabajar con tierra y ensuciarse constantemente; además, da una visión única de diferentes entornos terapéuticos, por lo que crecerán personal y profesionalmente”, puntualizaron las pasantes.

Karen Hernández