#HUELLA PUMA

Durante su rotación externa en el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK) de Cuba, el doctor Jesús Ubaldo Peñaloza Juárez, médico residente de 3er año de Patología Clínica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, conoció los métodos de diagnóstico de aproximadamente 30 laboratorios de referencia, cada uno especializado en distintos agentes infecciosos entre virus, bacterias, hongos, parásitos y artrópodos.

“Desde que era estudiante de Medicina, había tenido el interés de conocer cómo es el sistema de salud y la práctica médica en otros países, pero la pandemia por COVID-19 detuvo toda actividad de movilidad. Afortunadamente, la situación mejoró y se volvieron a abrir las puertas, y es ahora que durante mi último año de residencia pude concretar este objetivo”, expresó.

Asimismo, mencionó que escogió el IPK por ser un importante centro de investigación y docencia, colaborador de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud para la vigilancia y el diagnóstico de enfermedades transmisibles propias de la región de Latinoamérica y El Caribe: “Haciendo una búsqueda por internet fue que me enteré que el Instituto cada año recibe a médicos residentes de especialidades como Patología Clínica o Infectología provenientes de distintos países”.

El proceso para entrar a la rotación incluyó el envío de una carta de interés al departamento de docencia del Instituto, seguido de la presentación de su currículum vitae y objetivos para la rotación. Posteriormente, recibió una propuesta de programa académico y una carta de aceptación, tras lo cual completó los trámites administrativos necesarios para viajar a Cuba.

Durante su estancia en el Instituto, sus responsabilidades principales incluían participar en clases y prácticas de laboratorio, así como colaborar en el procesamiento de muestras de pacientes del hospital. Además, tenía la tarea de realizar la correlación clínico-patológica entre los hallazgos del laboratorio y las manifestaciones clínicas del paciente, manteniendo una comunicación estrecha entre el médico tratante y el médico de laboratorio.

“A aquellos médicos residentes que estén considerando realizar una rotación en el IPK, les animaría a aprovechar al máximo esta experiencia única. Durante mi estancia, pude conocer tecnologías de vanguardia y trabajar con expertos en enfermedades tropicales e infecciosas. Recomiendo absorber todo el conocimiento posible y participar activamente en proyectos de investigación; aunque el tiempo parece limitado, cada día ofrece nuevas oportunidades de aprendizaje y crecimiento profesional”, afirmó.

Finalmente, el doctor Peñaloza Juárez indicó que uno de los principales retos personales que enfrentó en su rotación fue adaptarse al estilo de vida: “Yo resido en la Ciudad de México y aquí es fácil tener acceso a todos los servicios como internet, transporte público o alimentos. Cuba es un país hermoso y su gente es la más cálida; sin embargo, atraviesan por una situación económica difícil, haciendo que sea complicado obtener ciertos recursos. A nivel profesional, el ambicioso programa académico requería clases y prácticas de laboratorio durante 8 horas diarias, lo que representaba un reto en la gestión del tiempo y el aprendizaje de diversas áreas”.

Karen Hernández