La palabra amígdala en latín significa almendra y fue denominada así por su similitud a dicha semilla, pero, ¿sabías que esta parte de nuestro cerebro se encarga de tareas como el reconocimiento de emociones, la regulación de las mismas y el comportamiento en determinadas situaciones como la ansiedad? Para hablar acerca de la “Modulación fisiológica y conductual de la vasopresina a nivel amigdalino”, el doctor Oscar René Hernández Pérez, académico del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, expuso los hallazgos de sus investigaciones.

Como parte del Seminario de Investigación de dicho departamento, el pasado 23 de mayo el ponente recordó que “la vasopresina es una hormona producida por las neuronas parvocelulares y magnocelulares del hipotálamo en los núcleos supraóptico (SON) y paraventricular (PVN) que es liberada en la neurohipófisis y sus efectos son la antidiuresis, vasoconstricción, regulación del eje Hipotálamo-Hipófisis-Suprarrenal (HPA, por sus siglas en inglés), regulador de conductas y comportamientos”.

En la actividad realizada en el auditorio “Octavio Rivero Serrano” y transmitida por YouTube, el académico profundizó sobre la división amigdalina y sus receptores para entender su relación con los efectos de vasopresina descritos anteriormente. “La amígdala se divide en 13 núcleos, agrupados en núcleo basolateral y núcleo central. El primero recoge información sensorial y del medio ambiente, mientras que el segundo contrasta la información y activa respuestas de lucha o huida. Los receptores de vasopresina en el Sistema Nervioso Central son V1a y V1b”. 

El doctor Hernández Pérez ha estado investigando el papel que juega la vasopresina en padecimientos como la ansiedad, obteniendo resultados interesantes en su laboratorio. Para esto ha utilizado modelos murinos a los cuales se les somete a distintas pruebas como el laberinto elevado en forma de cruz y enterramiento defensivo, con la finalidad de observar su conducta ante situaciones estresantes, midiendo así sus niveles de ansiedad y, por ende, de vasopresina.

“Los receptores de vasopresina V1a y V1b participan diferencialmente de manera específica dependiendo del tipo de estímulo e intensidad. La infusión de vasopresina en el núcleo central induce ansiedad, pero es bloqueada cuando se antagoniza de forma selectiva en cada prueba, es decir, que cada situación a la que los expusimos es regulada por un receptor diferente”, enfatizó el experto.

Los experimentos de supresión de agua, aislamiento al nacer y prueba social de 3 cámaras mostraron que la sociabilidad está asociada a vasopresina a través del Núcleo Lateral del Tubérculo Olfatorio, que recibe inervación directa del SON y expresa receptores V1a y V1b, lo que modula esas conductas.

En el mismo sentido, el ponente decidió experimentar también con un modelo murino autista y al comparar con el modelo murino sin autismo, descubrió que “la serie de ejemplares del modelo murino autista tiene mayor densidad de fibras de vasopresina en amígdala y específicamente en el núcleo de Meynert, el cual se ha relacionado con el autismo; al administrar vasopresina, las alteraciones sociales propias del modelo autista mejoran considerablemente”, aseguró.

El investigador concluyó que la vasopresina es responsable de moderar la intensidad de las conductas derivadas de la ansiedad a través de la amígdala y ésta, gracias a la inervación directa que tiene con diversas estructuras contiguas, se encarga de regular procesos como la sociabilidad. También agradeció a su equipo de trabajo por sus aportes en la investigación.

Finalmente, el doctor Ricardo Jesús Martínez Tapia, moderador del seminario, agradeció la participación del ponente y a la audiencia por su asistencia.

Fernando Jacinto