La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana del Corazón (AHA, por su sigla en inglés) recomiendan no consumir azúcares simples, ya que no los necesitamos, sin embargo, ofrece algunas alternativas para sustituirla como el mascabado, la miel natural o el piloncillo, también aconseja una ingesta menor a 5 gramos de sal al día, el consumo de productos con fibra y un mínimo contenido de azúcar”, comentó la doctora Ana Lilia Rodríguez Ventura, pediatra endocrinóloga y académica del Departamento de Embriología y Genética de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Como parte del 2º Ciclo de Conferencias sobre Ciencias Básicas, la Coordinación de Comunicación Social organizó la 7ª sesión dedicada al tema “Productos ultraprocesados contra alimentos ultranaturales”, donde la doctora Rodríguez Ventura enfatizó la importancia de los buenos hábitos alimentarios, el impacto a la salud de los productos ultraprocesados y un enfoque para reconocer aquellos alimentos que nutren de verdad.

Durante la plática transmitida por YouTubeFacebook Live, la doctora mencionó que a partir de la década de 1980 hubo un incremento en el peso de la población infantil y adolescente a nivel mundial, que curiosamente coincidió con el ingreso a la vida laboral de la mujer y el impulso de la industria de los productos ultraprocesados (PUP).

 “La autorización del etiquetado de los productos en nuestro país fue un gran acierto, sin embargo, aún no es suficiente para que las personas tomen conciencia de lo que consumen. Todos deberían saber que hay 5 hexágonos de advertencia y 2 rectángulos de advertencia para el etiquetado de productos, y deben considerarse, ya que el exceso de calorías o grasas saturadas, por ejemplo, nos condicionan al sobrepeso y en consecuencia a padecer diabetes, hipertensión y muchas otras complicaciones”.

La doctora Rodríguez Ventura mencionó que la mayoría de los PUP no ofrecen algún tipo de nutrición para el cuerpo y sí causan daño al contribuir al desarrollo de cáncer, alergias, migrañas y problemas de atención e hiperactividad, esto último asociado sobre todo al uso de colorantes artificiales como la tartrazina, también puede haber diarrea y modificaciones en la microbiota por el abuso de edulcorantes que muchos productos contienen y la gente lo ignora al no entender la advertencia del rectángulo correspondiente. Por otro lado, los productos ricos en jarabe de maíz, causan síndrome metabólico elevando el colesterol total y el de baja densidad (LDL) que predisponen a infartos y enfermedades cerebrovasculares.

Asimismo, comentó que las grasas trans son de origen vegetal, pero al sufrir este proceso de hidrogenación aumentan el riesgo cardiovascular, pues aumentan el colesterol-LDL (colesterol malo), disminuyen el colesterol-HDL (colesterol bueno), alteran la función endotelial y función de la insulina por la liberación de moléculas inflamatorias, incrementan el riesgo de eventos coronarios y existe mucha evidencia científica de la relación entre su ingesta y el desarrollo de cáncer.

En ese sentido, la doctora Rodríguez Ventura recomendó el consumo de alimentos con gran contenido de fibra, pues es un componente de origen vegetal que el cuerpo no puede absorber o digerir y que alimentos de origen animal no la contienen, se encuentra en el grupo amarillo de los alimentos, es decir, cereales y tubérculos como la avena, salvado o amaranto, también en el grupo verde de verduras y frutas y en el subgrupo de las leguminosas del grupo rojo como los frijoles, las lentejas y habas.

“Entre sus funciones principales se encuentran la prevención de enfermedades cardiacas y diabetes porque disminuye la absorción de grasas y azúcares; aumenta la saciedad, por lo que ayuda a bajar de peso; evita el estreñimiento; mejora la microbiota del intestino y baja la probabilidad de cáncer, para obtener todas estas ventajas necesitamos consumir al menos 25 gramos al día en adultos y 14 gramos por cada 1000 kilocalorías al día en niños, sin embargo, también debemos aumentar la ingesta de agua”.

Finalmente, la doctora Rodríguez Ventura enfatizó la importancia de consumir alimentos naturales, disminuir los productos ultraprocesados y moderar los alimentos de origen animal, sobre todo los que son de alto o muy alto aporte de grasa: “No se trata de prohibir el consumo de alimentos, pero la ciencia ha demostrado que abusar de los PUP nos está causando un gran daño, no sólo a las personas, sino también al medio ambiente”.

Por Tomás Ortega