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La Secretaría de Educación Médica (SEM) realizó la fase práctica del Examen Profesional durante los fines de semana del 11, 12, 18 y 19 de enero. Además, los días 14 y 15, aplicó el examen en línea a dos escuelas del Sistema Incorporado de la UNAM. El resultado fue significativo: el 94 por ciento de las y los estudiantes aprobaron esta etapa, lo que les permitirá hacer su Servicio Social y estar cada vez más cerca de concluir su formación profesional.

El doctor Armando Ortiz Montalvo, Titular de la SEM, destacó que contaron con el apoyo de sedes (unidades médicas) del sector salud: “Para hacer esta evaluación, nos apoyamos en el Centro de Evaluación y Certificación de Competencias en Salud (CECCOMS), además de contar con la colaboración de 5 clínicas del primer nivel de atención del sector salud”, explicó. Estas sedes incluyeron 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y 3 del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que fueron fundamentales para garantizar el éxito de esta fase.

Estudiantes de la Facultad de Medicina, así como de 7 instituciones del Sistema Incorporado, realizaron este proceso que les evaluó en situaciones clínicas. Tuvieron la oportunidad de elegir entre dos modalidades de evaluación de esta fase: el Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE) y el examen Ante Paciente Real (APR), aplicando 2,165 estudiantes el ECOE y 31 el APR.

El ECOE consistió en un circuito de seis estaciones en donde las y los estudiantes debían resolver diferentes situaciones y problemas clínicos simulados. En cada estación se encontraba un paciente simulado y un profesor evaluador que calificaba su desempeño a través de una rúbrica específica y un sistema informático en tiempo real. El alumno recibió instrucciones de lo que tenía que hacer y dispuso de 15 minutos para resolver la situación. Al terminar ese tiempo se le anunciaba cambio de estación e iba a otra en donde se encontraba un paciente con otro problema de salud. 

En cuanto al APR, las y los estudiantes interactuaron con un paciente real de una clínica médica durante una hora, la tarea consistió en realizar diagnósticos y formular planes de tratamiento a través de interrogatorio o exploración física, así como los exámenes de laboratorio pertinentes. En todo momento se tuvo la supervisión de un sínodo académico conformado por un presidente, un secretario y 1 o 2 vocales, incluido un representante de la SEM. Terminada la hora de atención al paciente, el o la alumna tenía 30 minutos para estructurar su diagnóstico y presentarlo a los sinodales; cada uno de ellos hacía las preguntas necesarias para conocer su razonamiento clínico y su proceso cognitivo utilizado para llegar a ese diagnóstico y tratamiento. El jurado deliberaba e inmediatamente se daba el resultado.

Ambos formatos evaluaron las competencias señaladas en el plan de estudios, tales como el pensamiento crítico, juicio clínico, toma de decisiones; conocimiento y aplicación de las ciencias biomédicas, sociomédicas y clínicas en el ejercicio de la Medicina; habilidades clínicas de diagnóstico, pronóstico, tratamiento y rehabilitación; profesionalismo, aspectos éticos y responsabilidades legales; salud poblacional y sistemas de salud: promoción de la salud y prevención de la enfermedad; y el desarrollo y crecimiento personal.

Además, el doctor Ortiz Montalvo subrayó la inclusión de la comunicación efectiva, la cual no es evaluada en la parte teórica, pero es fundamental en la práctica médica. Los estudiantes tuvieron que demostrar su capacidad para interactuar adecuadamente con los pacientes, explicar su diagnóstico y tratamiento de manera clara y profesional.

Con el 94 por ciento de los estudiantes aprobando la fase práctica, se refleja no sólo la calidad del examen, sino también la sólida preparación que reciben las y los estudiantes a lo largo de su formación: “Tener experiencias previas similares como las de las Evaluaciones del Avance Académico (EAA), ayuda demasiado a consolidar las habilidades clínicas. Además, nos permite evaluar los aspectos éticos en su relación con los pacientes, por lo que nos damos cuenta también, si se comportan con el profesionalismo requerido”, expresó.

Por último, aprovechó la oportunidad para destacar y agradecer la enorme labor de la Facultad de Medicina y de las más de 370 personas que hacen posible el desarrollo y la coordinación de este examen de altas consecuencias, trabajando como equipo: “En la organización y desarrollo de esta prueba participaron 160 evaluadores, 140 pacientes estandarizados y 70 miembros de la comunidad universitaria, quienes formaron parte de la coordinación general. Este esfuerzo conjunto representó un gran desafío, en el cual nuestros estudiantes demostraron un alto nivel de responsabilidad y profesionalismo. A pesar de las complicaciones relacionadas con las sedes y los horarios establecidos, la gran mayoría llegó puntualmente y mostró una preparación destacada. Considero que la Facultad de Medicina, como parte de esta gran Universidad, continúa avanzando y perfeccionando sus procesos académicos para cumplir cabalmente con su Misión: formar profesionales altamente calificados, éticos, críticos y con un enfoque humanista”, comentó.

Fotografías cortesía de la SEM, FacMed, UNAM

Alan Valdez