“Existen realmente pocos estudios que evalúen de una manera integral qué es lo que le pasa a nuestro cerebro cuando nos enamoramos o cuando nos desenamoramos y cómo esto realmente puede generar una afección cardiaca importante”, expresó la doctora Adriana Robles Cabrera, Coordinadora de Enseñanza del Departamento de Fisiología.
Durante la sesión del Ciclo de Conferencias en Ciencias Básicas, organizada por la Coordinación de Comunicación Social el pasado 28 de abril, transmitida por YouTube, la doctora Robles Cabrera explicó que múltiples investigadores describieron que el enamoramiento es un proceso evolutivo en donde los seres humanos y muchos otros mamíferos tienen la capacidad de haberse diferenciado en dos sexos y que para llevar un proceso de apareamiento se necesita un estímulo a nivel cerebral.


El enamoramiento es el resultado de un proceso evolutivo como especie, es por ello que hay partes muy específicas de nuestro cerebro que se van a activar durante esta etapa, dentro de las cuales destacan tres regiones importantes: el hipocampo, que forma parte del sistema límbico y se relaciona con las emociones y la consolidación de la memoria, también participa la corteza prefrontal que se va a encargar o nos ayuda a tomar decisiones y finalmente la amígdala que es un centro que también forma parte del sistema límbico y es aquella que se encarga de alertarnos cuando sentimos peligro.
Por otra parte, algo muy importante a considerar es que durante esta etapa va haber un aumento de la mayoría de los neurotransmisores incluida la serotonina, pero en algunas regiones ésta tiende a disminuir, por lo que va a provocar comportamientos neuróticos como pensamientos negativos, miedo a que la relación se termine e ideas que de repente se vuelven bastante inusuales como el “si esta persona se va de mi vida, me muero”.


A su vez, en la fase de desenamoramiento, disminuyen los niveles de neurotransmisores y hormonas que se habían liberado durante el enamoramiento como la dopamina, la adrenalina y la oxitocina, provocando que el cuerpo entre en un proceso de abstinencia; de igual forma, el organismo empieza a liberar cortisol provocando que los pensamientos o estresores psicosociales se liberen y activen el sistema del dolor, por lo que el dolor emocional tiene una hiperactivación de algunas regiones como la corteza cingulada anterior dorsal y la región anterior de la ínsula, que normalmente durante el dolor físico no están activas, es por ello que “las personas que están pasando por este desenamoramiento activan de manera fundamental el sistema de opioides endógenos para tratar de regular y sientan menos dolor”, expresó la doctora Robles Cabrera.
Finalmente, mencionó que el Síndrome de Takotsubo o síndrome del corazón roto es una cardiomiopatía reversible que afecta principalmente a pacientes femeninas postmenopáusicas, provoca alteraciones en la forma del corazón, causa disfunción en la contracción del ventrículo izquierdo y se desencadena cuando existe un estrés emocional muy grande.
Matzayani Panfilo