“El trastorno psicosomático es una compleja interacción entre la mente y el cuerpo, en la que se puede manifestar como dolencias físicas”, definió el doctor Alejandro Díaz Anzaldúa, especialista en Psiquiatría en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, quien desde hace varios años también es Profesor de Asignatura de “Introducción a la Salud Mental” en el pregrado de la Facultad de Medicina de la UNAM.
En la sesión 17 del Seminario de Actualización en Salud Mental, realizada el 16 de mayo, organizada y moderada por la doctora Ingrid Vargas Huicochea, Coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad, el doctor Díaz Anzaldúa abordó el tema “Comorbilidad psicosomática: Desafíos clínicos en el abordaje integral del paciente psiquiátrico”, donde explicó criterios y características de la relación entre la mente y el cuerpo, destacando que hay una respuesta de los mecanismos fisiológicos de las influencias psicológicas en la función corporal llamada “fight or flight” mediada por el Sistema Nervioso.

En la actividad transmitida por YouTube, el ponente destacó que elementos que favorecen el desarrollo de estos trastornos son “la somatización que tiene tendencia a experimentar, comunicar distress somático en respuesta a estrés psicosocial y a buscar ayuda médica para ello, además de la amplificación del síntoma que ocurre cuando los pacientes enfocan su atención excesivamente u obsesivamente en sensaciones corporales que posteriormente las reinterpreta como síntomas preocupantes o peligrosos”.
“La aparición de úlcera péptica es vista como un desarrollo patológico incidente al tipo específico de desequilibrio del sistema nervioso autónomo obtenido en las emociones asociadas con la situación de conflicto de la úlcera y no como una respuesta a las necesidades del paciente, tanto conscientes o inconscientes. Cuando el conflicto es disipado o el paciente aprende a manejar su problema con mayor ecuanimidad, la úlcera péptica pudiese no desarrollarse, aunque evidencias de otro desequilibrio autonómico pudieran todavía ser aparentes”, explicó el experto respecto a la necesidad de describir el impacto que tiene la psicosomatización en la perspectiva clínica y emocional.

En ese sentido, el conferencista indicó que estudios epidemiológicos indican que “la prevalencia de trastornos de síntomas somáticos en población general es del 5 al 7%”. “Entre el 20 y el 25% de pacientes que se presentan con síntomas somáticos agudos desarrollan una enfermedad crónica, la cual puede iniciar en la infancia, adolescencia o vida adulta”, añadió. Asimismo, destacó que las mujeres tienden a presentar estos trastornos más frecuentemente que los hombres.
También recalcó que parte de los factores psicológicos que afectan otras condiciones médicas pueden agravar síntomas como la diabetes mellitus y la depresión debido a que comparten elementos de su fisiopatología.

El doctor Díaz Anzaldúa concluyó su ponencia citando el artículo “Association of insulin-manipulation and psychiatric disorders: A systematic epidemiological evaluation of adolescents with type 1 diabetes in Austria”, indicando que la comorbilidad psiquiátrica afecta en la forma en que las y los pacientes tratan o llevan su problema físico. “Las enfermedades psiquiátricas impactan directamente en las adherencias al tratamiento, debido a que al existir más patologías mentales hay menos apego a la terapéutica, provocando más complicaciones”, indicó.
María Morales