“Todos los seres vivos estamos sujetos a los cambios cíclicos del ambiente, que dan origen a las estaciones del año, generadas por el movimiento de traslación de la Tierra, y a la alternancia entre momentos de luz y oscuridad, causada por el movimiento de rotación”, indicó la doctora Mara Alaide Guzmán Ruiz, Profesora Asociada “C” de Tiempo Completo del Departamento de Fisiología de la Facultad.

Durante la sesión del Ciclo de Conferencias en Ciencias Básicas, organizada por la Coordinación de Comunicación Social el pasado 21 de mayo y transmitida por YouTubeFacebook Live, la doctora Guzmán Ruiz también definió que “la cronobiología es la rama de la biología que estudia los fenómenos periódicos, o ritmos biológicos, en los seres vivos, así como los mecanismos que permiten la organización temporal de dichos seres”. Asimismo, señaló que algunas actividades derivadas del estilo de vida moderno alteran esta organización temporal del cuerpo, afectando la salud.

El trabajo nocturno o por turnos rotatorios, el consumo de alimentos durante la fase de descanso, la exposición a luz durante la noche o incluso los viajes a lugares con diferente huso horario pueden inducir la desincronización del organismo, representando así un factor de riesgo para el desarrollo de diversas enfermedades inmunológicas, metabólicas y trastornos afectivos.

Estudios realizados en su laboratorio demuestran que la reducción del tiempo de sueño, además de alterar el control circadiano del cuerpo —como lo demostró la pérdida del ritmo en la secreción de corticosterona—, también afecta la actividad eléctrica del hipocampo, una región del cerebro involucrada en los procesos de aprendizaje y memoria. Estos experimentos fueron realizados en ratas, utilizando un modelo que restringe el sueño a 20 horas diarias y permite sólo 4 horas de descanso durante 10 días, con el objetivo de representar una situación actual de la sociedad.

Por otro lado, la doctora Guzmán Ruiz presentó una serie de ejemplos que sugieren que “la hora del día puede determinar la susceptibilidad a algún daño”. Mostró un modelo de estado epiléptico en ratas, en el que la hora de administración de un agente proconvulsivo determinó la severidad de las crisis epilépticas. Se observó que los animales tratados durante la fase de descanso presentaron crisis más severas que aquellos tratados durante la fase de actividad.

Asimismo, explicó que “la cronoterapia integra el conocimiento cronobiológico para entender de manera integral las diferentes enfermedades e implementar terapias más efectivas”, y añadió que es necesario diseñar investigaciones básicas y ensayos clínicos con fundamentos cronobiológicos. Esto permitiría optimizar los tratamientos farmacológicos ya establecidos e implementar estrategias cronoterapéuticas enfocadas en mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo de desarrollar diversas patologías.

Finalmente, la doctora Guzmán Ruiz recalcó la importancia de integrar una formación en cronobiología en la enseñanza de las ciencias de la salud, en distintas carreras como Nutrición, Psicología, Biología, Neurociencias, Veterinaria, Fisioterapia, Investigación Biomédica y Genómica.

María Morales