“La capacidad de influir en los demás desde la coherencia, el cuidado, la flexibilidad, sin necesidad de imponer, es un liderazgo que reconoce la vulnerabilidad, promueve la participación, valida las emociones del grupo y mantiene la dirección sin autoritarismo”, indicó el doctor Diego Armando Coronel Manzo, responsable del Programa de Salud Mental para la Comunidad de la Facultad de Medicina (PROSAM).

Con el objetivo de abrir un espacio para identificar cómo comunicarse bajo presión y responder al conflicto desde una mente flexible, el auditorio “Dr. Raoul Fournier Villada” fue el escenario para reconocer la experiencia emocional del otro sin necesariamente estar de acuerdo mediante la validación y comprensión sin obligar.

Como parte de las actividades de las Semanas de Desarrollo de Herramientas para el Arranque Integral para recibir a la Generación 2026, durante su ponencia, el doctor Coronel Manzo recalcó la importancia de “validar antes de corregir, preguntar antes de emitir un juicio, ser claro con los acuerdos o límites, no reprimir la emoción, es mejor nombrarla o gestionarla, se debe evitar el sarcasmo, burlas o lenguaje humillante, así como reconocer los errores propios y repararlos”, expresó.

Durante esta actividad, se mostró una serie de videos reflexivos, los cuales tuvieron como objetivo que las y los asistentes identificaran los tipos de afrontamiento al conflicto y los niveles de validación, y que reconocieran los tipos de liderazgo.

Con el fin de abrir el diálogo entre el alumnado y conocer qué tipo de mente persiste en las y los estudiantes, el doctor Coronel Manzo cuestionó: “¿Con qué mente conectas más cuando estás en conflicto con tu pareja?”, a lo que diversos asistentes expresaron con lo que se sentían más identificados. Enseguida, el doctor abrió la interrogante: “¿Con qué mente conectas más cuando estás en conflicto con un amigo/a?”, lo que permitió al estudiantado asociar el tipo de pensamiento que predomina en ellos como la mente rígida, fatalista o flexible. 

Por otro lado, el ponente buscó indagar qué reacción presentarán ante un conflicto con sus compañeros, con el siguiente caso: “Un estudiante interrumpe de forma impulsiva en un grupo de trabajo y otro le reclama y el ambiente se tensa”, encontrando respuestas como “dialogar”, “escuchar”, “preguntar” y “calmar”.

Partiendo de esta actividad, el responsable del PROSAM habló de la importancia de “nombrar la emoción o necesidad que no fue expresada, validar desde el contexto personal o histórico, mostrar que lo que se siente cualquiera lo podría sentir, mostrarse genuino”, afirmó al señalar que “entender no es aprobar, es comprender”.

Finalmente, el doctor Coronel invitó a la comunidad estudiantil a responder grupalmente otra serie de cuestionarios con la intención de emplear lo aprendido de manera apropiada en relaciones personales para una comunicación efectiva. 

María Morales