Los tics son movimientos prácticamente involuntarios de alguna parte del cuerpo, como parpadear repetitivamente, elevar las cejas o sacudir la cabeza de manera frecuente. Aunque no se conoce con exactitud qué los genera, se sabe que algunos tienen su origen desde la infancia y aparecen en situaciones de estrés.

La doctora Mayela Rodríguez Violante, miembro del Subcomité Académico de Neurología de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que éstos pueden clasificarse en complejos, que implican “todo un ritual de movimiento, como caminar sin rumbo, dar una vuelta, patear o golpear”, y simples, cuando se trata de algún movimiento breve como encogerse de hombros o toser.

También existen los tics vocales, que consisten en repeticiones de sílabas o palabras, llamados ecolalia, así como la repetición de groserías, a lo que se le conoce como coprolaria. “De repente, las dicen sin que ellos quieran, lo cual es un problema social, sobre todo cuando hablamos de infantes”, indicó.

Niños y tics

Los tics pueden aparecer durante la infancia como parte del desarrollo y, en algunos casos, son temporales. “Pueden presentarse de repente y durar semanas o meses, es cuando se dice que son benignos”, refirió la especialista. Sin embargo, en ocasiones, estos movimientos involuntarios, si son complejos, pueden perjudicar la vida de los pequeños porque terminan siendo aislados o con mucha depresión al ser castigados por algo que no hacen intencionalmente.

“Hay niños que por un tic terminan pegándose o haciéndose daño. Si nosotros le decimos a un niño con un tic que deje de hacerlo, lo vamos a estresar y van a aparecer más los movimientos. Entonces los profesores, los padres y los médicos deben tener el conocimiento para evitar que la autoestima del niño sea perjudicada”, señaló.

Al respecto, la doctora Rodríguez Violante recomendó que si los padres o los maestros perciben que el tic está causando un estrés muy grande e interfiriendo con la vida social del infante se debe intervenir con tratamiento médico y terapia conductual.

¿Cómo se detecta un tic?

Los padres y maestros son el primer filtro para detectar que algo no anda bien con los niños. Al observar que tienen movimientos poco comunes, deben llevarlos con el neuropediatra y con un especialista en trastornos del movimiento para definir qué clase de tic es, indicó la también responsable del Laboratorio Clínico de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía «Manuel Velasco Suárez”.

“Habitualmente hacemos una evaluación neuropsicológica para ver si hay una alteración del comportamiento que va aunada a estos tics, que puede ser el trastorno por déficit de atención o el trastorno obsesivo compulsivo.

Además, los especialistas tienen que determinar si los tics son una manifestación del Síndrome de Tourette, una enfermedad neurológica, que afecta a niños, pero que puede perdurar hasta la edad adulta. “Si los tics duran más de un año, se piensa que ya son parte de una enfermedad”, advirtió.