México enfrenta una epidemia de obesidad e hipertensión, pero a pesar de ello, la población no cuenta con la información necesaria sobre los alimentos que debe consumir. Incluso, “los mismos médicos no recibimos una formación adecuada en nutrición”, alertó el doctor Luis Alberto Vargas Guadarrama, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Durante el Viernes Cultural que organiza la Facultad de Medicina (FM), expresó que “no basta con decirle a las personas que consuman menos hidratos de carbono o menos grasas. Tenemos que entender por qué comen las personas lo que comen”.

Entre estas razones están las culturales, las sociales, las económicas y la falta de información, así como las circunstancias que vive cada persona. “Todos nosotros somos testigos de que hay una ‘hora de comer’, aunque no nos dé hambre, sabemos que es la hora en que estamos condicionados para comer. Son costumbres que la sociedad impone.

“En México, en teoría, hacemos tres comidas, y rara vez aceptamos que almorzamos o consumimos alguna colación. Si el paciente llega y le pregunto qué come me va a hablar sobre su desayuno, comida y cena y se va a saltar lo demás”, explicó el médico y antropólogo.

Por ello, insistió, el profesional de la salud debe explorar mejor los hábitos de su paciente y, sobre todo, comprender que la oferta de consumo tiene que ver en gran medida con la cultura.

Por tal razón, es muy importante entender que la tradición alimenticia mesoamericana puede ofrecer alternativas nutritivas y saludables, pues en ocasiones se pretende que los pacientes coman alimentos de difícil acceso o de orígenes extranjeros cuando hay productos mexicanos con gran valor nutricional.

“En contra de la quinoa pondría a la mexicanísima chía, que ahora se consigue con facilidad y que desde el punto de vista bioquímico tiene propiedades benéficas para la salud”, ejemplificó.

Además, destacó que la chía forma parte de los cuatro alimentos para el control de la diabetes, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, junto con la avena, la soya y el nopal.

“Se puede cambiar el pan de trigo por el pan de avena, tomar avena en el desayuno; dejar de tomar leche de vaca, que tiene mucha grasa, y tomar leche de soya, que en las mujeres tiene principios activos que ayudan a controlar todos los síntomas de la menopausia.

“Los nopales se pueden comer como ensalada, con huevo, como acompañantes del guiso principal […]. De eso se trata, de que se puedan integrar a la dieta diaria. Lo primero que tendría que hacer el nutriólogo o el médico es preguntar qué te gusta y formular una dieta de acuerdo con ello. Este tipo de cosas son las que uno tiene que aprender a manejar en la clínica”, señaló.

El comercio transforma el consumo

De acuerdo con el experto, hay alimentos que han cambiado por la industria. Por ejemplo, el caso de la exportación del aguacate Hass. “Talaron los árboles de aguacate criollo y se dedicaron a sembrar aguacate Hass, de cáscara gruesa para soportar el traslado a Japón. Hoy sólo pequeños productores siembran aguacate de cáscara delgada”, refirió el doctor Vargas Guadarrama.

Por otra parte, resaltó que, en un estudio multidisciplinario donde participa la FM, se investigan propiedades, patrones de siembra y consumo de tres especies de quelites. Los alaches, adelantó, “evitan que el famoso Helicobacter pylori, causante de la gastritis y otras enfermedades, se pegue a las paredes del estómago”.

Mariana Montiel