Realizar ejercicio cotidianamente es necesario para mejorar la función cardiovascular y respiratoria, da una sensación de bienestar, reduce los factores de riesgo de alguna enfermedad coronaria, así como la ansiedad, entre otros.

Aun cuando sea importante realizar ejercicio, no significa que todos tengamos que ser deportistas. No es lo mismo realizar una rutina programada, controlada y con un objetivo definido, que realizarla de manera competitiva, institucionalizada y reglamentada.

Sea cual sea el plan de ejercicio, las sesiones deben de contar con las siguientes etapas para evitar lesiones: calentamiento, estiramiento, ejercicio y enfriamiento o recuperación activa.

Fíjate que cumpla con las siguientes características:

Frecuencia: nivel de repetición (cumplir ciertos días por semana y determinadas veces por día).
Intensidad: nivel de esfuerzo (leve, moderado o vigoroso).
Tiempo: duración (cuántos minutos u horas se van a dedicar).
Tipo: modalidad específica (aeróbico, anaeróbico, fortalecimiento, resistencia o flexibilidad).