En la actualidad, más de 22 mil personas esperan un trasplante de riñón, hígado, pulmón o córnea en México. Ellas dependen no sólo del cirujano trasplantólogo, sino del personal interdisciplinario y de un gesto de bondad y solidaridad de quienes aceptan donar los órganos de su familiar fallecido.

El objetivo del 2º Congreso de Donación de Órganos y Tejidos con fines de Trasplante fue dar a conocer los aspectos científicos, estadísticos, biológicos y culturales implicados en el proceso de donación, así como las herramientas necesarias para que esa lista de personas que esperan la donación se pueda reducir y mejorar lsu calidad de vida.

Fue organizado por la Facultad de Medicina y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que desde 2011 operan de manera conjunta un programa de Servicio Social, el cual ha permitido a los médicos pasantes capacitarse y fungir como coordinadores de donación en los hospitales del IMSS, incrementado exponencialmente la donación de órganos con fines de trasplante.

“La procuración de órganos era una limitante fundamental, sigue siendo, pero hemos visto que con creatividad y compromiso se puede ir superando. Lo logrado con este programa debe ser una satisfacción muy grande para nuestros pasantes”, afirmó el doctor Alberto Lifshitz Guinzberg, secretario de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social de la Facultad, en la inauguración del Congreso realizado del 17 al 19 de septiembre.

Mitos y realidades de la donación
México fue el primer país de Latinoamérica en realizar un trasplante en 1963. En 2017, se hicieron 2 mil 054 donaciones de origen cadavérico (mil 497 con parada cardiaca y 557 de muerte encefálica con corazón latiente) y se trasplantaron 3 mil 172 riñones, 3 mil 762 córneas, 184 hígados (una parte o completo) y 33 corazones, “lo cual es muy poco para una población de 125 millones”, indicó el doctor Walter Kerevalú Murillo, titular de la Coordinación Hospitalaria de Donación de Órganos y Tejidos con fines de Trasplante del Centro Médico Nacional “Siglo XXI” del IMSS, al señalar que la tasa de donación es de 3.7 donadores por millón de habitantes, en comparación con países como España que alcanza hasta 43.8.

En México existen varios mitos respecto a la donación de órganos, y ésta es una de las causas por la que no ha crecido la cultura de la donación. Por ello, es importante desmentir creencias como que se hace mal uso de los órganos, que son otorgados de acuerdo con las posibilidades económicas de los pacientes, que se extraen sin importar el consentimiento o que no se valora la vida del potencial donador.

“Nadie puede obligarlos a ser donadores”, aseguró la doctora Margarita Eugenia Pérez Chavira, jefa del Departamento de Anatomía Patológica del Hospital General de Zona 2-A del IMSS, ante los rumores de que se haya aprobado la donación obligatoria por ley. “La familia es el medio por el cual se garantiza la donación”, manifestó al recordar que, aunque en el artículo 224 de la Ley General de Salud se establece un consentimiento implícito del donante cuando no haya manifestado su negativa, siempre es necesario que acepten sus familiares directos (cónyuge, descendientes o ascendientes).

Base de datos de los posibles receptores
Ana Sofía Flores Medina, abogada adscrita a la Subdirección de Normas y Asuntos Jurídicos del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), señaló que en la legislación se contempla la donación y el trasplante de órganos y tejidos como un tema de competencia federal.
“Lo que coloquialmente se conoce como lista de espera, en realidad se llama base de datos de los posibles recepto-
res y se estratifica por nivel institucional, estatal y nacional, y es administrada por el CENATRA”, apuntó.

¿Quiénes son potenciales donadores?
“Un potencial donador es toda persona a la que se le diagnostica la muerte, ya sea por paro cardiaco o muerte encefálica, y que no tenga contraindicaciones absolutas”, señaló el doctor Iván Romero Medina, de la Coordinación Hospitala-
ria de Donación de Órganos y Tejidos con fines de Trasplante del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”.

Las contraindicaciones absolutas pueden ser: causa desconocida de muerte, neoplasias activas en los últimos cinco años (con o sin tratamiento), serología de VIH, hepatitis B y C, enfermedades infecciosas transmisibles, anormalidad anatómica o funcional y antecedentes quirúrgicos de segmento anterior, mientras que la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la enfermedad renal crónica, pese a lo que se pudiera creer, no lo son.

Recordó que un donador multiorgánico puede salvar la vida de ocho personas, sin embargo, en México hay más donadores vivos (70 por ciento), que cadavéricos (30 por ciento), cifras que se espera transformar en el futuro.

Proceso de donación cadavérica
El médico pasante Sergio Hernández Escamilla, quien realiza su Servicio Social en la Coordinación Hospitalaria de Donación de Órganos y Tejidos con Fines de Trasplante del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, explicó que el proceso de donación cadavérica comienza con la detección del posible donador, quien puede sufrir muerte encefálica o cardiaca; la evaluación médica y de riesgos sanitarios son pasos secuenciales que deben realizarse de forma constante, junto con la comunicación directa con el Registro Nacional de Trasplantes.

Las entrevistas con los familiares y su acompañamiento son fundamentales en este ciclo que culmina con el trasplante al paciente receptor; por ello se trata de un proceso largo y multidisciplinario que involucra a todo el personal hospitalario, y reitero que es necesario promover este tipo de donaciones.

Cada órgano representa vida
Cuando una persona necesita de un trasplante o donación de órganos o tejidos, la única manera de obtenerlos es mediante otro ser humano. En palabras del doctor José André Madrigal Bustamante, director del Registro Nacional de Trasplantes, “la vida no tiene precio y por tanto no podemos asignar un valor económico a los órganos y tejidos; al ser invaluables, su venta y tráfico está tipificado como un delito que se castiga con cárcel”. Además, recordó que si la donación no se hace de manera altruista, se convierte en una imposición o en un delito.

Explicó que uno de los retos que enfrenta la donación de órganos en nuestro país es el coordinar un sistema de salud fragmentado entre los hospitales públicos, privados y de seguridad social, además de la falta de donadores a causa de una escasa cultura de la donación y la inequidad de la atención que existe a lo largo del territorio nacional.

De la donación de órganos a la donación de cuerpos
“Vemos a la donación de órganos aislada de la donación de cuerpos y resulta que somos un mismo frente”, manifestó el doctor Diego Pineda Martínez, jefe del Departamento de Anfiteatro de la Facultad de Medicina. Señaló que, aunque la gente no ve en la donación de cuerpos un beneficio inmediato, como en la donación de órganos, a largo plazo, el cuerpo de una sola persona puede ayudar a perfeccionar una técnica quirúrgica que contribuya a disminuir la mortalidad de muchísimas personas.

El también responsable del Programa de Donación de Cuerpos explicó que, para que un trasplantólogo pueda capacitarse de manera ideal, necesita practicar con cadáveres. “Afortunadamente, con el CENATRA, ya hicimos el primer curso de trasplante renal laparoscópico en cadáver, y vamos en el quinto de procuración de córnea. Son programas que van de la mano, que necesitan uno del otro: entre más cuerpos se tengan destinados para estos fines, más especialistas se pueden capacitar en nuestro país. La mayoría de los trasplantólogos se preparan en el extranjero y seguramente muchos no los conocemos porque no regresan a México”.

Lili Wences, Mariana Montiel y Samedi Aguirre