Los chamanes yageceros son personas que se exponen de manera prolongada y profunda al consumo de la planta sagrada del yagé o ayahuasca, a través de ella experimentan una transformación espiritual y consiguen una forma diferente de ver el mundo.

Al aprender chamanismo yagecero los maestros imponen normas a los aprendices como evitar comer lácteos, cilantro, ajo y carnes rojas, o cuidar la posición del cuerpo en el espacio y su comportamiento, entre otras medidas. Estas restricciones pueden modificarse una vez que la persona se convierte en chamán y tiene contacto con la planta. El yagé es utilizado por muchos pueblos indígenas de Sudamérica como los cofanes, quienes habitan en la región de Putumayo, Colombia.

“El yagé tiene también una dimensión ética, en las comunidades indígenas la forma de corregir a los jóvenes que se están comportando mal o cometen una falta moral es mediante esta planta, se le pide al chamán que se la dé a tomar a esta persona; el yagé le muestra al joven en qué se está equivocando y cómo puede solucionar sus problemas morales. Aprender chamanismo yagecero significa superar las fallas o faltas morales que uno comete”, explicó el doctor Omar Contreras, profesor de etnoeducación de la Universidad Nacional de Colombia y chamán mestizo.

En la tercera sesión del Ciclo de conferencias “Sustancias psicoactivas en contexto”, organizada por el Seminario de Estudios sobre la Globalidad, el Programa Institucional Ética y Bioética FACMED y el campo de conocimiento de Bioética del PMDCMOS, el especialista destacó que otro requisito para ser chamán es consumir altas cantidades de la ayahuasca e incluso alcanzar niveles tóxicos.

Explicó que al ingerirla las personas experimentan una sensación de que el alma abandona el cuerpo, ven espíritus o personas invisibles y algunos viven experiencias parecidas a la muerte; de igual forma, los chamanes entran en diálogo directo con la naturaleza, los espíritus les enseñan cantos, danza y a preparar remedios que les permiten curar, invocar o controlar los poderes de la naturaleza.

En el evento moderado por los doctores David Fajardo y Claudia Rafful, el doctor Omar Contreras señaló que para los chamanes todo el mundo que los rodea está plagado de fuerzas ocultas y misteriosas y espíritus que habitan en los árboles, plantas, truenos, ríos u otros elementos de la naturaleza, con ellos pueden comunicarse y aprender cosas; por este motivo, los chamanes viven una realidad diferente, sin embargo, también tienen el compromiso de respetar a estos espíritus y deben cuidarse de fuerzas espirituales negativas que hay en el mundo y que pueden dañar a las personas.

El especialista comentó que los chamanes ven el mundo como un lugar dividido en diferentes regiones cósmicas, en cada una de ellas habitan entidades diferentes.

Consideró que actualmente hay un mercado en torno al consumo de la ayahuasca, lo cual ha provocado que se pierdan los cuidados tradicionales en su consumo y aclaró que las personas con problemas psiquiátricos no deben ingerirla debido a que puede empeorar estos padecimientos.

Ricardo Ambrosio