La melancolía

En el año 2016 las tres causas principales de discapacidad en el mundo fueron migraña, dolor de espalda y depresión, las cuales son formas de dolor.

La melancolía tiene una antigüedad milenaria, es uno de los asuntos más universales y que por mucho tiempo ha tratado de entenderse sin tener aún respuestas definitivas. Se comprende como “una sensación de tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que quien la padece no encuentre gusto ni diversión en nada”, según la define la Real Academia Española.

Durante el Viernes Cultural de la Facultad de Medicina, el doctor Jesús Ramírez Bermúdez, jefe de la Unidad de Neuropsiquiatría del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, habló sobre el trabajo que científicos y artistas han hecho por descifrar el lenguaje o la “gramática de la melancolía”, que deja una estela de palabras, imágenes y música, para identificarnos a través de ella.

Al señalar que el Banco Mundial calcula una tasa de suicidio anual de 5.1 casos por cada 100 mil habitantes en México, por factores que involucran la individualidad y colectividad, el científico y escritor indicó que, además de lo biológico, “hay que atender a las causas sociales que nos hacen acudir a la Neurociencia Social y Salud Pública”.

Para ello, dos ejes que ayudan a conceptualizar este punto de vista son la amenaza o violencia, y la privación social, donde la pobreza también juega un papel importante y, de presentarse, puede propiciar la exacerbación en una o en ambas.

La Neurociencia Social ha realizado diversos estudios que permiten ver procesos cerebrales ante “la violencia, con incremento de la actividad en la corteza orbitofrontal, en la ínsula, la amígdala y en los factores de inflamación como el TNF alfa provocando una pérdida de volumen en el hipocampo; y el suicidio, mostrando aumento del factor liberador de corticotropina”, apuntó.

El neuropsiquiatra explicó que en la depresión puede haber un mapa cerebral de neuroplasticidad con deficiencias marcadas de factor neurotrófico derivado del cerebro; y en el estrés y dolor agudo, disminución en las concentraciones del mismo factor, que con seguimientos a tres años presentan pérdida de volumen en la corteza prefrontal y temporal media.

El doctor Ramírez Bermúdez reconoció que las ciencias médicas son jóvenes en el tema, sin embargo, continúan los estudios por el interés creciente que surge del dolor humano y el padecer que es parte de la conciencia.

“La historia clínica debería incluir la gran corriente social, la cultura y la genealogía de donde aparece el sujeto. No es sólo un tópico que sirva de ebullición artística y científica, es un problema de la vida en todas sus dimensiones”, concluyó.

Mariluz Morales