“Las vanitas están dedicadas a las vanidades, pero no como una forma de hacer alarde de ellas, sino como una invitación al espectador a reflexionar sobre el valor que les es dado, que se encuentra muy lejano a la idea de la salvación de las almas”, señaló la maestra Nuria Galland al hablar sobre las vanitas, las cuales formaron parte del género de la naturaleza muerta y del bodegón en el movimiento Barroco.  

 “En el cuadro Vanitas realizado por Philippe de Champaigne, vemos que en un florero yace un tulipán, en ese entonces unos bulbos de esta flor llegaban a costar una fortuna inconmensurable; por otro lado, vemos la presencia de un cráneo, que hace alusión sobre la brevedad de la vida y encontramos un reloj de arena, que marca el paso inexorable del tiempo, del cual la vida humana no se puede escapar”, señaló la experta.

Otro antecedente importante es una obra de Hans Memling, que forma parte del Tríptico de la vanidad humana y de la salvación del alma; a la escena central se le conoce como una vanitas. “Este concepto está representado de manera alegórica por el cuerpo de una mujer joven con el vientre abultado, que habla de la fertilidad, ella se encuentra observando su belleza física y efímera a través de la imagen del espejo y posee una cabellera roja y muy atractiva, que tiene que ver con la idea del placer y del deseo, además porta unas sandalias, eso quiere decir que no tiene la humildad de estar directamente sobre la hierba, tiene un rasgo altanero”, añadió la maestra Galland.

Una de las vanitas más impactantes de aquel entonces se le atribuye al científico-artista Frederik Ruysch, ésta posee una temática mórbida ya que trataba a los cuerpos humanos con la técnica de la taxidermia, es así como empieza a realizar este tipo de esculturas. “Se trata de una serie de esqueletos de fetos que fue recolectando y conservando junto con otros elementos de origen humano; en esta vanitas estremecedora no representa, sino que presenta en sí mismo la muerte y la fugacidad de la vida, podemos ver un pequeño feto que sostiene un insecto, que habla de que la vida existe, pero tarde o temprano se acaba en un segundo, y como en una actitud lastimosa, estas piezas despertaron el interés de Pedro el Grande, rey de Rusia, que compró todo el gabinete de curiosidades de Ruysch; muchas de estas piezas se han perdido, pero unas cuantas se conservan en San Petersburgo”, explicó.

“Otro ejemplo tiene que ver con el rango, en este caso un caballero, en este cartel el ángel dice ‘Hiere eternamente, vuela veloz y mata’, con esta idea de que nosotros nos aferramos a todos los rangos, está la máscara, símbolo de la imitación, de la pantomima, de aquello que es hipócrita; están aquellas herramientas, vemos un arma, joyas, y que se dividen en la vida voluptuosa, que es aquello que está dedicado a los placeres, la vida práctica que podría ser el arma y que tiene que ver con las cuestiones más inmediatas y la vida contemplativa que sería la ciencia, y que se puede observar en un globo terráqueo que acompaña a este caballero que sueña y que de alguna manera tendrá que elegir su camino”, detalló.

Finalmente, la maestra Galland invitó a los espectadores a recrear sus propias vanitas y proporcionó algunos detalles sobre la siguiente sesión. “Me gustaría que me hicieran llegar a través de mi correo electrónico nuria.galland@hotmail.com o por Instagram @nuriagalland, sus vanitas, que doten de una dimensión simbólica a los objetos que tienen en casa, como parte de una conciencia de que la vida es breve, pero también como un homenaje a la existencia, reconociendo que estamos vivos y que hay que celebrarlo; la próxima sesión nos remontaremos a la antigüedad y haremos un viaje por Egipto”, concluyó.

Victor Rubio