En México existe un gran problema de mortalidad materna asociada a hemorragia obstétrica y enfermedad hipertensiva, pero ahora, la infección por SARS-CoV-2 tiene un sitio de suma relevancia, pues el 13 de agosto se emitió una alerta epidemiológica en Latinoamérica debido a un aumento significativo de pacientes embarazadas positivas a SARS-CoV-2 y de muertes asociadas a esta enfermedad, por lo que es primordial determinar cuándo intervenir y a dónde derivar a estas pacientes.

Al respecto, la doctora Zarela Lizbeth Chinolla Arellano, académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, recordó que, a partir del 25 de agosto, la definición operacional de paciente
con sospecha de COVID-19 se modificó, añadiéndose anosmia, odinofagia, rinorrea, entre otros, como factor de sospecha; además, se ha visto que la anosmia es frecuente en pacientes embarazadas y, por ello, se han establecido una serie de recomendaciones sobre el abordaje en cada caso, dependiendo de sus síntomas y su gravedad.

“En el caso de las pacientes embarazadas asintomáticas es necesario seguir las medidas preventivas de higiene y de aislamiento físico, sin descuidar el adecuado control prenatal, corresponsabilizando a la paciente sobre el manejo y control de la evolución normal de su embarazo y de las patologías que podrían estar presentes, así como la temprana identificación de datos de alarma obstétrica y de patología respiratoria”, destacó la especialista en Ginecología y Obstetricia.

Asimismo, explicó que la Sociedad Internacional de Ultrasonido en Ginecología y Obstetricia (ISUOG) señaló la importancia de reducir los tiempos de estudio y dar prioridad a los análisis de tamizaje, y emitió recomendaciones a la realización de ultrasonidos como la limpieza por turno con desinfectante en todas las superficies donde hubo contacto, como escritorio, equipo de cómputo, transductores y tableros, así como cubrir superficies y objetos que no se estén usando.

Durante la charla “Embarazo y COVID-19”, transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina, la doctora Chinolla Arellano destacó que ante una paciente embarazada con sospecha, se debe realizar una prueba; si no se tiene a la mano, se le indican las medidas generales de cuidado y datos de alarma respiratorio para COVID-19, recalcando la importancia de nunca subestimar la sintomatología y, en el caso de la atención en segundo nivel, identificar los datos clínicos que permitan decidir si es posible el manejo ambulatorio o dirigir a la paciente a un área de hospitalización.

“La decisión de interrupción del embarazo será tomada por personal experto y por indicación obstétrica, tomando en cuenta las condiciones generales de la paciente y la determinación del bienestar fetal, atendiendo la hemostasia y prevención de hemorragia, y se sugiere la toma de muestras para documentar la transmisión vertical y con un manejo especial de la placenta y el material utilizado”, señaló la especialista.

Finalmente, destacó que no se han documentado casos de transmisión a través de la lactancia materna, por lo cual no está contraindicada y debe continuarse. Respecto a la decisión del alojamiento conjunto, ésta será tomada por un equipo multidisciplinario y dependerá de la sintomatología y el estado general de la paciente y el recién nacido.

Victor Rubio