La COVID-19 cambió muchas de las actividades cotidianas que solíamos hacer, entre ellas el trabajo, que algunos pudieron realizar desde casa; sin embargo, otros tuvieron que seguir laborando y cruzar la ciudad, o estados completos, arriesgándose a contraer el virus.

Para hablar del tema y aportar su experiencia para reducir el riesgo de contraer el virus en el área de transporte de insumos médicos, los doctores Javier Calero Lomelin, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, como asesor,  y el doctor Edgar Zapata Hernández, supervisor del Programa de Vigilancia Epidemiológica y colaborador en una empresa de almacenaje y distribución de insumos médicos, participaron en el Seminario Permanente del Departamento de Salud Pública a través de Facebook Live de la Facultad.

Cuando las autoridades mexicanas decretaron el confinamiento, una de las actividades esenciales que no suspenderían sería el área de logística y transporte, ante esto “tuvimos el objetivo de no afectar la distribución del insumo médico cuyos empleados no están ajenos a contagiarse”, explicaron. El resultado de esto fue el Programa de Vigilancia Epidemiológica.

Éste, dirigido a personal interno y proveedores externos, estipuló el uso obligatorio de cubrebocas, careta o gafas protectoras; la sana distancia; uso constante del gel antibacterial; lavado de manos frecuente; utilización de guantes desechables para realizar maniobras de carga y descarga; sanitización de ropa y calzado, antes y después de salir del centro de distribución; toma de temperatura antes de ingresar a las instalaciones; y comunicación eficiente y oportuna.

Asimismo, había una capacitación continua sobre los protocolos, vigilancia por grupos de riesgo y boletines epidemiológicos con información útil para reforzar las medidas de prevención y minimizar los riesgos de contraer COVID-19, así como ayuda en temas de salud mental.

“Gracias a la implementación del programa, la empresa no ha registrado ningún caso positivo dentro de las personas con riesgo por edad o por presentar alguna comorbilidad; en la vigilancia de casos y controles se han practicado 37 pruebas de las que 10 han resultado positivas, lo que representa el 10 por ciento de la población total de empleados en medición. El 100 por ciento se recuperaron sin requerir ningún tipo de atención médica extraordinaria”, destacaron.

Los especialistas consideraron fundamental no relajar los esfuerzos previos para evitar rebrotes, así como elaborar más programas de vigilancia, tanto en el sector privado como el público, y recomendaron invertir en programas como éste para no paralizar la economía del país.

Finalmente, el doctor Calero Lomelin mostró su preocupación porque, pese a que la Ciudad de México está en semáforo naranja, el comportamiento de las personas es como si se estuviera en semáforo verde. “Veo cada vez más personas relajadas en el uso de los protocolos de seguridad y me inquieta que pudiéramos llegar a tener un rebrote”, advirtió.

Eric Ramírez