#ResilienciaEnPandemia

Para adaptase a esta nueva realidad, Rodrigo A. Cruz, alumno de la Licenciatura de Médico Cirujano, creó un equilibrio entre lo personal y académico, elaborando una organización por día y por hora, lo que le ayudó a saber las horas libres que tenía, sin dejar de lado sus clases que tomaba día a día; también hizo una lista de prioridades en las que anotaba tanto las tareas, proyectos, exámenes y pendientes personales que tenía en casa o con su familia.

“Debo admitir que al principio fue interesante y hasta emocionante tomar clases en línea, pero conforme fue avanzando el tiempo, se volvía tedioso, aburrido y triste hasta cierto punto por no ver pacientes para aquella parte práctica que involucra las materias. Hoy en día me siento tranquilo y con energía, ya que he logrado hacer un equilibrio entre la escuela, cursos extracurriculares, un huerto como proyecto en mi casa, dar clases y hacer investigación”, expresó.

Del mismo modo, su motivación ha sido el hecho de “conectar conmigo mismo y darme más tiempo del que antes de la pandemia tenía, ya que esto me llevó a convencerme de que esta carrera es lo que me apasiona. Si bien la modalidad en línea no es la mejor, principalmente para aquellos que estamos en ciclos clínicos, la motivación de continuar y prepararme para el Internado y próximamente terminar la carrera hace que dé toda mi energía y empeño”.

Considera que una forma saludable de afrontar la pandemia es buscar ayuda con amigos de confianza o incluso comunicarse con aquellos servicios de Psicología y salud mental que se brindan de manera gratuita. También para aquellos que no cuentan con los recursos, buscar asesoría en el departamento de becas de la Facultad o juntarse con familiares o amigos, para aquellos servicios de Internet y luz que se necesitan en esta modalidad.

Entre las actividades que realizado para sobrellevar el aislamiento, ha meditado, hablado con su familia o amigos, y se ha sentado debajo de un árbol o rodearse de plantas: “Esto me hacía mantener mi paz interior y la mente en calma, los pies en la tierra, y la idea de que esto es un proceso por el que todos estamos pasando y pronto terminará”.

Rodrigo considera que para apoyarnos como universitarios es necesario hablar y expresar lo que pensamos y sentimos. “Todas las emociones que sentimos son válidas, somos humanos y todos (en mayor o menor medida) estamos pasando por lo mismo; la comunicación es una medida terapéutica en la que el sentirnos escuchados, nos brinda calma mental y con ello las acciones que se tomen a partir de esta comunicación. Por ello, además de la comunicación entre personas de confianza, la relación entre docente-alumno es imprescindible, el llegar a un acuerdo para aquellas situaciones que no estaban planeadas nos soluciona para que nuestros estudios no se interrumpan. 

Finalmente, reflexiona que “si bien es un virus que llegó para quedarse, debemos aprender que con avances de la ciencia podremos sobrellevarlo a la baja y con ello volver a nuestras actividades que antes de la pandemia hacíamos. También todo esto nos ayudó a darnos cuenta en aquellos huecos que teníamos y no nos percatamos, fue una medida de adaptación y mejoramiento personal para todxs nosotrxs, en todos los sentidos”.

Lili Wences