El síndrome de Jet-lag es el trastorno temporal de los ritmos circadianos, tales como el ritmo de sueño-vigilia que se presenta después de viajar a través de varios horarios. Cuando hay una diferencia de seis horas aproximadamente, los síntomas de cansancio, somnolencia, cambios de estado de ánimo o problemas digestivos, pueden durar de nueve a 11 días; sin embargo, hay algunos alimentos como cierto tipo de chocolate que podría reducir su duración de tres a cinco días, indicó el doctor Alberto Manuel Ángeles Castellanos, jefe del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Explicó que, en la búsqueda de alguna alternativa a la melatonina (hormona que interviene en el ciclo natural del sueño) para disminuir los síntomas que genera el cambio de horario en viajeros y recuperar más rápido el desajuste del ritmo circadiano, el grupo de trabajo que encabeza en el Laboratorio de Cronobiología ha realizado diferentes experimentos en ratas, encontrando que el suministro de cinco gramos de un dulce de “chocolate”, elaborado con grasa y azúcar, favorece la resincronización de sus ciclos de sueño.
“Por estudios previos que habíamos realizado, en el Laboratorio de Ritmos Biológicos y Metabolismo de la doctora Carolina Escobar Briones, sabíamos que el chocolate produce estímulos en el sistema límbico, el cual está relacionado con aspectos de motivación y placer. Cuando les dimos este alimento a las ratas en una situación similar al síndrome de Jet-lag en humanos, nos dimos cuenta que modificaba la respuesta del sistema circadiano, restableciéndolo entre los tres y cinco días”, mencionó tras explicar que esta respuesta podría entenderse debido a que este dulce genera una gran actividad neuronal en el núcleo supraquiasmático, que es el centro principal de los ritmos circadianos.
“Vimos que desde el primer día este núcleo empezó a responder de manera adecuada al nuevo horario y los últimos resultados que hemos obtenido es que también las áreas asociadas al estímulo hedónico del chocolate se modifican con respecto a los días, entonces van avanzando al ritmo establecido por el ciclo de luz-oscuridad previo al cambio de fase”, mencionó el doctor Ángeles Castellanos.
El propósito de su investigación titulada “Contribución del alimento palatable en los mecanismos centrales de re-sincronización del sistema circadiano, después de un avance de fase de seis horas” es saber cómo pueden contribuir algunas manipulaciones no fóticas (no relacionadas con la luz), como es este chocolate, en la resincronización de algunos padecimientos asociados a los ritmos circadianos; por ejemplo, los pacientes con síndrome de retraso o avance de fase (trastorno del sueño), podrían modificar sus tiempos de consumo alimenticio durante el día y mejorar su descanso.
Asimismo, las clínicas del viajero podrían recomendar a las personas que no tomen melatonina cuando se desplacen a lugares como Europa, sino “que coman en el horario correspondiente al país que lleguen y si esas señales metabólicas les generan una señal temporal, seguramente mejorarán la sincronización de sus ritmos circadianos”.
El estudio actualmente está en la etapa de conocer cuáles son las vías que provienen del área límbica hacia el núcleo supraquiasmático. “Creemos que el núcleo paraventricular talámico podría ser la interfaz que permite la sincronización, entonces estamos haciendo lesiones en ese núcleo y probando”, concluyó el investigador.
Lili Wences