Cambios de volumen en la sangre, desmineralización de los huesos y músculos atrofiados son sólo algunos de los cambios que el cuerpo humano experimenta al exponerse a la gravedad cero.

Por eso, el doctor Ramiro Iglesias Leal, impulsor de la Medicina Aeroespacial en la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional y el primer médico que interpretó un electrocardiograma enviado a la Tierra desde la órbita lunar, explicó que los signos clínicos no son iguales en el espacio.

Detalló que por la ausencia de la atracción gravitacional se redistribuye el volumen de la sangre y se acumula una gran cantidad en la parte central del tórax; además, las presiones arterial y venosa se modifican.

También mencionó que “las vísceras están debajo del diafragma, y se elevan alrededor de cinco centímetros”, por ello la respiración es mejor en el espacio. En este sentido, destacó que el examen clínico ofrece algunos datos que son normales en el espacio, pero patológicos en la Tierra, por lo que “deberán estar muy atentos cuando se les consulte desde una nave espacial”, refirió.

Por su parte, el doctor Enrique Soto Eguibar, investigador del Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, explicó que se ha dedicado a analizar las posibilidades de usar la estimulación galvánica vestibular como contramedida en el espacio. Expuso que “las entradas vestibulares son fundamentales no sólo en la estabilización de la mirada, el control de la postura y el movimiento; sino también en la navegación y la creación del esquema corporal”. Por ello, ha trabajado en la creación de sistemas microelectromaquinados como sustitutos del órgano vestibular, esto ha llevado al desarrollo de una prótesis y a una investigación espacial “como una medida para contrarrestar las alteraciones secundarias a la microgravedad”, aseguró.

Entre otras cosas, la estimulación galvánica produce sensaciones de movimiento y controla los reflejos de la mirada, lo que contribuye al entrenamiento de los pilotos y, en un futuro, se espera proporcionar sensores a los cosmonautas para auxiliarlos en su labor espacial.

El doctor Marco Antonio Robles Rangel, cardiólogo del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, aseguró que la Biología y la Medicina se han visto beneficiadas al estudiar al cuerpo humano en un contexto diferente como lo es la gravedad cero.

Agregó que, gracias a las investigaciones realizadas en las estaciones espaciales, “podemos saber qué le pasa al cuerpo humano y cómo se adapta a nuevos entornos”.

Refirió que los cambios fisiológicos en el cuerpo son diversos, pues entre otras cosas, disminuye la fuerza y la masa muscular, las células y los huesos también se atrofian, además existen cambios neurológicos, por lo que se requiere de la intervención de dispositivos para ejercitar el cuerpo, una dieta específica y algunos medicamentos que faciliten el regreso a la Tierra de los astronautas.

Samedi Aguirre