Vapeo y salud
Con el objetivo de conocer qué implicaciones tienen los cigarros electrónicos en las personas y el ambiente, la Facultad de Medicina organizó el simposio “Vapeo o Salud”. “Como trabajadores o como personal que nos estamos formando en el área de la salud, debemos estar informados y tener claro lo que implica esta práctica”, consideró la doctora Guadalupe García de la Torre, jefa del Departamento de Salud Pública, al dar la bienvenida al evento en el marco del Seminario Permanente de Enfermedades Crónicas no Transmisibles, organizado por este Departamento.
El maestro Inti Barrientos Gutiérrez, Investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, recordó que en 2003 surgieron las primeras versiones del cigarro, electrónico, muy parecidas en su forma a los cigarros de tabaco, a lo largo del tiempo se han ido haciendo más sofisticados, aumentando la capacidad de sus tanques y el voltaje de sus pilas. Al explicar su evolución, señaló que la información sobre cómo pueden afectar la salud de sus consumidores ha sido objeto de cuestionamientos por los grupos pro-vapeo; no obstante, informó que, cada vez se acumula una mayor cantidad de información basada en la evidencia científica que demuestra que provocan dependencia pues contienen nicotina y que en el aerosol se generan químicos que son mutágenos, es decir, que provocan cáncer.
Asimismo, resaltó que las investigaciones recientes indican que este tipo de dispositivos, sobre todo en adolescentes, incrementan el riesgo de usar cigarros de tabaco más adelante. “Tenemos un problema muy importante en México porque la mayoría de consumidores de cigarro electrónico son usuarios duales, y podrían pensar que si fuman menos están cuidando su salud, pero no, porque utilizan vapeadores, ya sea en la casa, cerca de su pareja o en algún sitio donde esté prohibido fumar, lo cual implica que lo que hacen no es reducir el riesgo o el daño generado por el fumar, sino aumentarlo y, de hecho, la combinación de ambas formas de consumo incrementan potencialmente el daño”, advirtió.
Al referirse a los productos emergentes y similares de nicotina, el maestro Juan Arturo Sabines Torres, director de la Oficina Nacional para el Control del Tabaco de la Comisión Nacional contra las Adicciones, informó que pese a que la venta del cigarro electrónico está prohibida en México, cerca de un millón de adolescentes alguna vez lo han utilizado y, por lo menos, 160 mil adolescentes lo usan actualmente.
“Hay una epidemia juvenil de este tipo de dispositivos, los cuales son muy populares entre menores de edad en buena medida porque tienen una publicidad atractiva y una gran variedad de sabores y olores que llama su atención; además ya hay diseños que simulan una memoria USB o un inhalador para controlar el asma que puden utilizar los adolescentes en el salón de clases para vapear”, señaló.
El doctor Rogelio Pérez Padilla, responsable del Departamento de Investigación en Tabaquismo y EPOC del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, informó que estos dispositivos tienen una serie de sustancias tóxicas cancerígenas, y quizá uno de los mecanismos de daño más relevantes es el estrés oxidativo. “Las partículas penetran hasta los alvéolos del pulmón. Hay efectos agudos y subagudos, los crónicos se desconocen. Todavía falta mucho para que se pueda decir si los efectos más graves en el fumador, como el cáncer de pulmón, se presentarán en el que fuma cigarro electrónico. Lo mismo sucede para conocer los efectos de la exposición pasiva”, mencionó.
Asimismo, añadió que los mecanismos de daño del cigarrillo electrónico pueden variar de manera importante dependiendo de los componentes del líquido que se calienta para producir el “vapor” pero varios de los que se han identificado son agentes carcinógenos e irritantes; también se pueden producir neumonías lipoideas, especialmente cuando se utilizan aceites como el de cannabis en el líquido.
Por su parte, la doctora Guadalupe Ponciano Rodríguez, académica de la Facultad de Medicina, consideró que “la utilización de los vapeadores confunden y la batalla que ya teníamos ganada en muchos espacios cerrados, de que fueran 100 por ciento libres de humo de tabaco, ahora se está perdiendo y está afectando de manera importante la salud de las personas expuestas, pues hay una gran cantidad de sustancias contaminantes que se encuentran en el vapor de estos cigarrillos, como nicotina, metales pesados, aldehídos, partículas ultrafinas, compuestos orgánicos volátiles, nitrosaminas, entre otros, que tienen efectos agudos importantes en el aparato respiratorio y pueden contribuir al desarrollo de tumores en el pulmón y en otras partes del organismo, tal como se ha comprobado en estudios con roedores”.
Además, mencionó los accidentes que han provocado estos dispositivos, pues se han reportado explosiones debido al sobre-calentamiento de la pila, que provoca un fuerte estallido capaz de determinar la pérdida de falanges o fracturas de mandíbula y pérdida dentaria. Por otra parte, apuntó que las empresas productoras de estos sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) han destinado gran cantidad de recursos para hacer que influencers se usen como íconos para atraer la atención de los jóvenes en las redes sociales y recomiendan su utilización .
Finalmente, la licenciada Marcela Madrazo Reynoso, integrante de la Oficina del titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, resaltó que la regulación de los cigarros electrónicos no será una labor exclusiva de ésta, pues el diseño de políticas públicas tiene que ser con el concurso de los sectores público, privado y académico, por ello la importancia de eventos como este simposio.
Mientras tanto, aseguró que “la Cofepris, de ninguna manera, otorgará un registro sanitario a ninguno de estos SEAN, como si fuesen un dispositivo médico que coadyuve a la cesación del tabaquismo, porque no hay ninguna evidencia científica que lo sustente, ninguna que esté libre de conflicto de intereses”.
Todos los ponentes del Simposio coincidieron en que se debe de difundir esta información como una forma de proteger a la población de los daños provocados por estos sistemas de administración de nicotina.
Lili Wences