El Triage es un concepto que hace referencia a un proceso de selección y clasificación de la situación clínica de pacientes en sucesos múltiples, es decir, las decisiones de los médicos ante situaciones en donde el sistema de salud se vea rebasado por los pacientes que requieran atención.
Este sistema permite asignar una valoración rápida y categorizada, aun con un flujo alto de enfermos, pues brinda orden y prioriza los casos más graves, tal como está ocurriendo con la pandemia a causa de COVID-19, explicó la doctora Jennifer Hincapie Sanchez, coordinadora del Programa Institucional “Ética y Bioética FACMED”, durante su participación en el Seminario Permanente de Salud Pública, transmitido por el Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“Cuando se requiere hacer un triage, es porque hay un desbalance en los recursos del sistema de salud y los requerimientos de la sociedad, ya sea por una situación bélica, una pandemia, una catástrofe natural o una crisis humanitaria. En estos casos resulta de carácter obligatorio el respeto por los derechos humanos, por la información requerida, y basar el método en conceptos clínicos de prognosis de manera exclusiva”, indicó la doctora Hincapie Sanchez.
La emergencia sanitaria actual ha reabierto el debate respecto al método, pues nos enseñó que los sistemas de salud, en varias partes del mundo, no se encuentran en condiciones óptimas para atender a un número considerable de personas en poco tiempo, apuntó.
El papel del médico resulta comprometido por este tipo de decisiones, pues tiene la responsabilidad de atender a un gran número de pacientes, con los recursos limitados y, además, decidir en un instante quiénes son considerados casos más graves.
“La clasificación de la gravedad de un paciente resulta compleja a los ojos de la sociedad, ya que éste y sus familiares tienen un nivel de percepción de la realidad distinto, debido a la situación que pudieran atravesar, de los centros hospitalarios que podría presentarse a interpretación incorrecta de las formas de atención. Es por eso que tenemos la percepción de que el servicio de atención es lento”, explicó la especialista.
En tanto, a los profesionales de la salud se les pide que cumplan con requisitos éticos, como son la fidelidad de promesa, la benevolencia, la abnegación, la compasión, la humildad intelectual, la justicia y la prudencia, olvidándose que ellos también son humanos.
“Este es el panorama que enfrentan los profesionales de la salud. Y su meta es muy alta, toda vez que van a brindar la mayor cantidad de atención a la mayor cantidad de personas. Sin embargo, no tendrán todos los elementos recomendados a su disposición, por ende, no atenderán a todas las personas que ellos quisieran”, concluyó la doctora Hincapie Sanchez.
Eric Ramírez